Franzen hace una cosa curiosa. En las primeras cuarenta
páginas presenta de forma convulsa un resumen de las siguiente seiscientas por
leer. Esa vorágine inicial, en torno a la evolución depresiva de la protagonista,
en la que se puede apreciar la transformación de los ideales con los que una
pareja forma una familia, hasta el desmoronamiento de lo mismos, así como de la
propia familia, la desglosa luego desde la óptica de cada uno de sus miembros y
no es hasta mitad de libro cuando cobra sentido la portada, que representa una
reinita cerúlea, ave tipo gorrión que migra desde Los Apalaches a Colombia, y
la trama ecologista en torno a ella, lo que obliga a posicionar a los
personajes facilitando uno de los mejores retratos de la clase media americana
tras el 11-S, con la invasión de Irak de por medio, en torno a la libertad en
la toma de decisiones.
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