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La uruguaya. Pedro Mairal.



Guerra. Con esta palabra despierta el protagonista a su mujer por las noches. Disimula. Pero no ve la hora de cruzar el Rio de la Plata, desde Buenos Aires a Montevideo para encontrase con ella. La conoció en una de esas reuniones literarias.
La oportunidad se presenta al recibir el pago por adelantado de dos libros que aún debe escribir. En Argentina los impuestos dejarían en filfa lo cobrado.
Surge así una historia que tiene como telón de fondo la evolución del concepto de familia que cada día se aleja más del modelo nuclear por todos vividos. De paso aprovecha el autor para dar pinceladas sobre la rivalidad entre los dos países o sobre las diferencias entre el empleo del vos y del tú, así como de la introducción y uso de anglicismos a cada lado de la orilla del rio.

LA MUJER ESPAÑOLA Y OTROS ESCRITOS. Emilia Pardo Bazán.

 
Escribe sobre la mujer dando una serie de características y peculiaridades, agrupándolas en el grupo catalán y vascongado que tiene cierta analogía aunque distinga a las eúscaras en fogosidad político-religiosa. El grupo andaluz y madrileño prepondera el elemento semítico o africano. La mujer de la meseta central es una fusión de la sangre celta con la sangre ibera y tiene puntos de contacto con la gallega y la vascuence. El territorio céltico Asturias y Galicia produce una mujer que forma con la eúscaras perfecto contraste. La mujer galaico-asturiana es de tierno corazón, a la que no le quita el sueño la política. No hace mención a la mujer canaria a pesar de la relación  sentimental con don Benito Pérez Galdós.
La mujer del siglo XVIII era rezadora, dócil e ignorante. Vestía angosta y su único lujo eran las medias de seda. El hombre no se conforma con que evolucione la mujer, para el español el ideal femenino no está en el presente sino en el pasado. Las damas aristocráticas se consagran al hogar y a la educación de sus hijos, bastantes ocupan su vida en la caridad o la devoción y alguna muestra interés por la literatura, el arte y la ciencia. La educación que recibe las señoritas de la nobleza es floja y extranjerizada; floja porque no se basa en estudios sólidos, y extranjerizada porque el personal ha de venir de Francia, Alemania o Inglaterra. En la clase media o burguesía tiene cabida desde la mujer del industrial que no es aristocracia hasta la mujer del militar que no es pueblo. La mujer funda su esperanza en que tengan carrera sus hermanos y tener cuatro trapitos para presentarse de manera decorosa a ver si encuentra marido que resuelva la situación, por más que hay hombres partidarios de la ignorancia de la mujer, la mayoría va prefiriendo que sea algo educada, pues se sonrojaría que su esposa no supiera leer ni escribir. En cuanto a la honestidad de la burguesa española son fieles a sus maridos.
El hombre es diametralmente opuesto a la mujer. Físicamente al varón se le recomienda ejercicio para mejorar el cuerpo, a la mujer sólo durante la juventud. En el terreno moral el hombre desarrolla una serie de cualidades como valor, dignidad, firme independencia que se combate en la mujer exaltando su honestidad. En el terreno religioso si bien el cristianismo parte de la consideración de igualdad, la iglesia ha descuidado ese principio en favor de los varones.
Doña Emilia (1851 – 1921) pasó la mayor parte de su vida luchando pacíficamente contra la desigualdad y la injusticia entre hombres y mujeres. Ve en la pobre educación el origen de la incapacidad para tomar conciencia de la situación y actuar en consecuencia. Las mujeres deben de acceder libremente a cualquier profesión. Denuncia el injusto trato que la sociedad infringe a las mujeres lo que explicaría el retraso de España con respecto a otras naciones, y se indigna de la falta de sensibilidad, lo que le hace pensar que el cambio solamente vendrá de las propias mujeres. Se encuentra comprometida con << la cuestión de la mujer >> y se vale de su pluma y su prestigio para pedir la igualdad entre los sexos. Se define en 1915 como <<radical feminista >> pidiendo que la mujer tenga los mismos derechos que el hombre. Su escritura es muy profunda, aunque para su insatisfacción personal nunca pudo formar parte de la Real Academia Española. 

La verdadera historia del motín de la Bounty. William Bligh.



Es la verdadera pues es la transcripción del diario de a bordo del propio teniente de navío del Bounty. Fue abandonado a su suerte en una chalupa con dieciocho hombres, algo más lejos de Tahití, allá por 1787. Lograron recorrer 6500kms con las pocas provisiones que les dejaron, racionando mucho, recolectando agua de lluvia y pillando algún pájaro bobo y que otro delfín.
Había partido desde Inglaterra para hacerse con ejemplares del Árbol del Pan. Al no poder cruzar el Cabo de Hornos giró y tras llegar al Cabo de Buena Esperanza pasó por La Tierra de Van Diemen, hoy Tasmania, y tras pasar unos cinco meses reponiendo fuerzas y recolectando árboles en Taití e islas indonésicas levó anclas para regresar.
Para unos su severidad justifica el motín (es la versión popular más aceptada, y la llevada a la pantalla: Gable, Brando, Gibsson). Pero actualmente gana fuerza la esgrimida por el propio teniente Bligh: cinco meses en el paraíso facilitaron las relaciones con los nativos. En cualquier caso, lo que no ofrece dudas, son las dotes marineras del teniente.

El tren lunático. Charles Miller.



Antes de finalizar el siglo XIX comienza un trepidante capítulo en el que se describe la llegada del ingeniero inglés encargado de construir el ferrocarril que una la costa de Kenia con Uganda. Te introduce en una novela de aventuras que continua durante cuatrocientas páginas sin leer nada sobre una eclisa, un clavo, un raíl. Pues la novela no es tal. No obstante, se hace ameno saber sobre la ocupación portuguesa, alemana, inglesa y omaní de la isla de Zanzibar hasta cambiar el puerto de salida de esclavos por el de la costa africana.
Continua luego con el interés inglés por llegar a las fuentes del Nilo en locomotora para controlar su inicio y mantener la plaza en el Cairo. Nace así Nairobi, a base de colonos que distribuyen alambradas e intentan sacar a flote unas tierras que a duras penas entre sequías, plagas y el ataque de las fieras prometen un final feliz al tiempo que en Londres se pelean políticamente por la defensa o no de la financiación del Protectorado.
Uganda queda en el tintero pues Kenia se convierte en tierra de promisión para colonos ingleses e hindúes como mano de obra. Sus fértiles tierras, las mejoras en las semillas y la introducción del ganado adecuado acabarán por compensar los gastos invertidos desde el Imperio.
En medio de todo, el tren que comunica, que mejora el traslado de provisiones hacia el interior y de cosechas hacia puerto. Y también el tren que divide. A Kikuyos, Masais, Shahilis y otras etnias que ven como su mundo se desmorona.

Middlesex. Jafrey Eugenides.



Son varios los grupos étnicos en los que por aislamiento y consanguinidad se presentan casos de hermafroditismo con mayor frecuencia. En algunas de estas culturas esa doble vertiente masculina femenina da lugar a los chamanes y a quienes conservan y transmiten la cultura oral.
Eugenides aprovecha una pareja que huye de la guerra en Turquía en 1922 y se instala en Estados Unidos. La narración, en voz de Carl, nieto consanguíneo por partida doble, se extiende desde el éxodo a la llegada a casa de una prima al otro lado del atlántico, desde la unión de sus padres primos hermanos hasta la vida adulta de Carl y sus dificultades amorosas. Por el camino la vida de Calliope, que nació niña, con el único vestigio masculino de su chorro al orinar cuando fue bautizada, hasta su pubertad en la que el déficit hormonal ligado a un gen recesivo provoca el que despierte su naturaleza masculina que intentarán retocar quirúrgicamente en la mejor clínica dedicada a las personas con este tipo de procesos.