Escribe el autor en la
página 121: No podía decir –estirando
mucho, por su puesto, aquel hilo íntimo e infinito que nos permite seguir en la
oscuridad el rastro informe de todas las confluencias- que me encontrara del
todo desvinculado de aquellas y de otras muchas circunvalaciones, visibles o
invisibles, de aquellos pasos, libros, sueños, cartas, deseos, cuadros,
augurios, temores: fragmentos esparcidos que habían encontrado en mí, como
lector viajero, durante unos pocos días y en unas pocas páginas de cuaderno, a
su más insospechado y perplejo imán.
Quien imanta a Valero son
los pasos confluyentes de cinco grandes escritores: Nietzsche, Rilke, Kafka,
Benjamin y Brecht.
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