El año del hambre lo provoca una catástrofe natural.
Es Finlandia, corre el año 1867. Las heladas han dejado el campo estéril y sus
habitantes se ven obligados a abandonar sus casas con la esperanza de llegar a
San Petersburgo. Para muchos, las cunetas blancas serán su tumba. La
supervivencia de quienes se desplazan junto al afán de conservación de quienes
aún piensan aguantar crea situaciones de violencia al tiempo que de humanidad.
Una novela muy actual si la trasladamos
al problema de los refugiados y los emigrantes, solo que en este caso las
catástrofes naturales son creadas por
el hombre.
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