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Maus. Art Spiegelman.


Maus, aún siendo un cómic en el que los judíos están representados por ratones y los nazis por gatos, nada tiene que ver con la historia de un niño con pijama a rayas que deja un sabor de inocencia a un lado y otro de la alambrada. Esta es una historia real que a través de texto y viñetas enseña el confinamiento de los judíos polacos desde que son hechos visibles al portar el identificativo bien claro en sus abrigos, pasa por su reclusión en barrios de las ciudades de los que no pueden salir, para acabar escondidos en dobles fondos de carboneras, basureros y sótanos, hasta que eran deportados a campos de concentración como el de Auschwitz del que solo escapaban por la chimenea de los hornos crematorios al ser transformados en humo.

Lo cuenta un testigo que vivió como una rata, y lo hace sin acritud, sin rencor, sin añadir odio, solo lo cuenta, lo cual ya es más que suficiente. Lo narra a su hijo, el ilustrador y guionista del libro, mientras en la casa cuenta los clavos, las cerillas, aprovecha la bolsa del té, canjea la comida que no va a usar, en su doble condición de comerciante judío y judío que vivió al borde de la muerte y sabe el significado de esas medias raciones de pan que tuvo que esconder para poder canjearlas por alguna mejora que le ayudara a sobrevivir. 

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