La literatura japonesa para
muchos lectores no va más allá de Murakami. Alabado por muchos, criticado por
otros como escritor de calidad best-seller puede suponer la puerta de entrada a la popularidad occidental de otros autores de más calidad que Haruki. Es el
caso de Akutagawa, cuyos cuentos tienen un encantamiento narrador propio de un
cuenta cuentos, quien provoca el que la lectura te embeba y quedes magnetizado
como un niño a quien oralmente le cuentan una historia.
Como algunos de los buenos
escritores bien sea como en este caso por el hecho de ser nipón o por concurrir
su vocación de escritor o por ambas dejó un texto que se incluye en estos
cuentos titulado: "Los engranajes"
en el que describe los problemas de visión que estaba teniendo y que vinieron a
ser el reflejo de sus inseguridades, pesadillas e ideas de suicidio que dieron
lugar a este final de texto: ¿Es que no habrá nadie que me haga el favor de
estrangularme sigilosamente mientras duermo, hasta morir?
Sigilosamente, tras ingerir pastillas de veronal (primer barbitúrico
comercializado) dejó de existir a los treinta y cinco años diciendo: Bonyaritoshita fuan, que significa "sombrío desasosiego".
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