Los tártaros están al otro
lado, más allá del horizonte donde las arenas se confunden con el cielo. En
décadas nadie los ha visto. A la fortaleza encargada de la vigilancia
fronteriza con el desierto llega con veinticinco años el teniente Giovanni Drogo. A los cincuenta y cinco, tras varios acontecimientos a este lado de las almenas, pequeños vestigios de movimiento de tropas por parte del enemigo en esa linde que se hace difusa al catalejo, tras ascender militarmente, la enfermedad impide al protagonista vivir la guerra por la que tanto ha esperado.
Una bonita historia que
demuestra lo dicho por John Lennon: «la vida es todo aquello que ocurre
mientras estamos ocupados haciendo otros planes».
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