Llegó a sacrificar su inmenso amor por su ambición personal. Antepuso su preferencia
por ser emperatriz al sentimiento hacia su primo: su gran amor. Bajo su gobierno expidió un decreto
aboliendo el uso del opio, dando un margen de diez años para la extinción,
suspendiendo la importación y manufactura de los productos opiáceo. Al final
de su mandato reconoció que se le habían advertido muchas cosas que solo ahora veía. Cuando vio que su fin se aproximaba mandó a sus ministros para que
visitaran los cuatro mejores países extranjeros y tomaran nota de lo que
significa eso de constitución y gobierno del pueblo.
A
pesar de los chismorreos que suceden en la Ciudad Prohibida la lectura es serena y placentera. El libro
publicado en el año 1956 no creo que sea muy leído, puesto que el cuerpo de
letra es demasiado pequeño. Si se le compara con el libro de JUNG CHANG: Cixí,
La emperatriz, aprecio que éste
pertenece a otro siglo.
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