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Billy Budd, marinero. Herman Melville.
Tras haber disfrutado Moby Dick la lectura de las primeras páginas de Billy Budd incitó la búsqueda biográfica sobre su autor. Tal conocimiento sobre la marinería era de suponer que lo hubiera adquirido por experiencia propia. Y así fue: Melville estuvo enrolado en varias embarcaciones, participó en algunos motines, estuvo encarcelado y vivió con tribus del Pacífico. Pero su forma de escribir me hizo suponer algún tipo de profesión relacionada con la enseñanza. Los primeros capítulos de Billy Budd, para nada tediosos, son más bien un ensayo que sitúan al lector a bordo de un barco de la época al tiempo que va construyendo el carácter de su protagonista y los avatares de la tripulación, e introduce al lector en la novela sin que sea consciente de cuándo es batido por las olas de la realidad o por las de la ficción. Maestro rural, maestro de la narración, Herman, logra envolver al lector y a Billy Budd “el Marinero bonito” en un hecho sin explicación aparente a bordo del Indómito, un setenta-y-cuatro-cañones, que acabará en un consejo de guerra y posterior sentencia de muerte.
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