Lo vi inserto entre otros en una de las estanterías dedicadas
a literatura latinoamericana. Había leído previamente Confabulario. Si es de
Arreola... me dije. ¡Cómo evitar al menos ver la portada! Con el dedo índice lo
fui inclinado. ¿Un oso pedaleando en bicicleta? ¡Cómo evitar tenerlo entre las
manos para comprobar tal equilibrio! Bestiario, Cantos del mal dolor, Prosodias
y Aproximaciones. El último bloque parece poesía escrita y algo lioso,
metafísico. El resto, lo abras por donde lo abras, leas cualquier relato corto
que elija la suerte, logra tal equilibrio entre todo lo que expresa con tan
pocas frases que como su apellido, riza el rizo, y convierte un espacio
circular abierto en una “areola literaria” llena de terminaciones nerviosas que
estimulan la fantasía.
Y es que Juan José con un papel y un lápiz entre las manos
sabe lo que hace.
Trata de la relación que establecen, un niño hebreo Profi, y el sargento Estefen Dunlop en1947,cuando se estaba gestando el estado de Israel. Leerá con el sargento la Biblia en hebreo y éste le corresponderá ayudándole con los primeros pasos en inglés.
ResponderEliminarEl autor crea un ambiente diáfano y familiar. Todo lo que cuenta se puede ver, como cuando narra que se reunían en casa de un vecino donde por medio de una radio sintonizaban la voz de Jerusalén y escuchaban en silencio las noticias de La voz de Sión combatiente. Salvando la distancia, me vino a la memoria el hecho de que en los años 50 sintonizábamos en La laguna las noticias de la radio PIRENAICA.