Son muchos los viajeros del
Siglo XVIII y XIX que dejaron en alguno de los capítulos de sus diarios sus
impresiones durante las estancias que realizaban en Canarias. Clérigos,
naturistas, médicos, etc. A su paso para hacer la aguada y comprar en
expediciones francesas e inglesas hacia nuevos mares coinciden en la visión de
El Teide desde tan lejos, en la desoladora imagen que les presenta la llegada a
la isla por Anaga, la primera impresión de Santa Cruz para posteriormente dejar
sus comentarios sobre La Laguna y la entrada en el Valle de la Orotava. Entre
renglones el quehacer diario de las gentes de las islas y las visitas de
quienes llegan a la aristocracia tinerfeña ávida por conocer cuanto sucede por
Europa.
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