La autora nace en 1931 en Ontario y obtiene el Premio Nobel
de Literatura en 2013. Considerada un fenómeno literario se dedica al relato
corto. Todo el mundo escribe verdaderas maravillas sobre Alice. Mi torpe
impresión es que la escritura es rectilínea donde no hay ni altos ni bajos, pero
al leer es como si te encontraras por encima de la realidad, las frases le
salen sin ningún esfuerzo unas a continuación de otras como el agua de un grifo
abierto, aunque no llegan a sacudirte; podría ir a una isla desierta con un
lápiz y un tocho de folios, pasando las horas enteras entretenida en escribir.
Ha publicado una gran cantidad de libros; siendo considerada
una de las grandes maestras mundiales del relato corto contemporáneo.”Demasiada
felicidad” lo conforman diez pequeños cuentos que no tienen relación unos con
otros, llenos de frases que suenan bien e incluso, dentro de un mismo cuento
hay veces en que lo que escribe no tiene conexión; por lo visto es lo que forma
parte del encanto de la escritura de la autora. Hay muchas cosas que deja en el
aire, con lo cual se le queda al lector una cierta sensación de amargura.
Es de agradecer, porque hace sentir a uno bien, que en uno de
los cuentos se refiere a las Canarias como islas remotas. Entre los párrafos
distribuidos por el libro podemos detenernos en:
<< Nunca he llegado a comprender eso de hacer cola para
ver un momento al autor y después marchar con el nombre de un desconocido
escrito en tu libro >> Solo tengo un libro que me ha dedicado un amigo,
pero no hice cola.
<< Cómo se suele decir, es privilegio de la mujer
cambiar de idea >> Algo que he tenido la oportunidad de comprobar en
numerosas ocasiones.
<< Tenia más suerte que la mayoría de las personas al
vivir lo que él llamaba la experiencia de la casi muerte >> Me hizo
recordar cuando en el año 2013 sufrí un “ictus isquémico” pudiendo asegurar que
no es ninguna suerte.
<< Recuerda que cuando un hombre sale de una habitación
se lo deja todo en ella. Cuando sale una mujer se lleva todo lo que ha ocurrido
allí >> El hombre y la maravilla de mujer, tengo la impresión de que son
ligeramente distintos.
El libro se lee con ganas, te llena el tiempo, pero no tiene
un final por extraño que pueda parecer.
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