Fue el libro elegido por
Rebeca para comentar el 9 de junio en el Club de lectura la Ranilla, así que me
dije, por lo visto toca leerlo. Su intervención fue muy buena a pesar de lo mal
que lo había pasado para llegar hasta allí. Se ayudó de un powerpoint y desarrolla temas muy
interesantes como la familia y la política entre otros, que sirvieron para que
intervinieran una parte de los asistentes al encuentro.
En África los niños son
importantes siempre son los más grandes los que cuidan de los más pequeños. El
agua también lo es y, para que no se
pierda ni una gota de agua tienen que mantener el equilibrio de sus menudos
cuerpos. En las guerras los niños carecen de instinto de conservación,
desconoce el miedo que solo los años, le hará conocer. Entre los niños el
hambre es algo habitual lo que piden no es pan, fruta o dinero , sino algo
sorprendente: un lápiz o un bolígrafo.
Recordar que Sudan fue el
primer país africano que tras la Segunda Guerra mundial obtuvo la independencia
y que en 1960 diesiséis países de África habían dejado de ser colonias, algo
que parece muy distante. Escribe sobre los dictadores Bokassa de la República
Centro africana y Amin de Uganda, tremendos personajes que afloraron en la
época y allí en medio estaba Kapuscinski para contarlo.
La visión del tiempo del
europeo y el africano es totalmente distinta. El mundo espiritual del africano
es rico y complejo y posee una vida interior muy religiosa ya que existen tres
mundos: la realidad, los antepasados y el reino de los espíritus.
En África a veces hay que
recorrer muchos kilómetros para toparse con un árbol que es generador de una
simple sombra. Los yorubas creen que si la sombra abandona al hombre este
morirá. Si un rayo destruye el árbol también morirán las personas que han
vivido a su sombra .La idea sorprendente y luminosa es que el desierto te
enseñará que hay una cosa que se puede amar y desear con más fuerza que a una
mujer: es la sombra. En cambio el ganadero madrileño Victorino Martín es de la
opinión (a la que me adhiero), <<que solo hay algo mejor que una mujer:
dos mujeres >>
Me ha parecido un libro
extraordinario. Cuando llegué al final de la lectura tuve la sensación de cómo si
se hubiera cortado un caudal de agua.
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