Persépolis,
quizá porque empiece por “P”, me ha llevado a su relación con Periplo,
Festival internacional de Literatura de Viajes y Aventuras a celebrar en
nuestra ciudad en fechas venideras. Cuando pensamos en viajes y literatura
aparece en mente Julio Verne ya sea camino a la luna, por las mundos submarinos
o dando la vuelta al mundo; en postales, blogs y callejeros viajeros. Es posible
que para otros, tratándose de lectura, el viaje sea un festival hacia la
fantasía, y tras caer por el agujero de una madriguera inserto en cualquier
renglón aparezcamos en un mundo de maravillas, como el de Alicia.
Pero hay otros viajes. Los que se desarrollan por obligación,
aquellos que conducen al interior de cada cual al mismo tiempo que al exterior
del país de nacimiento. Así, está el Viaje a El corazón de las tinieblas de
Conrad o el de La familia Moskat, de Singer; el Viaje al fin de la noche de
Céline o como el viaje de Una Dama africana, de Orsenna, en el que una abuela
de Mali atraviesa el Sahara para llegar a Francia e intenta rescatar a su nieto
de las mafias que trafican con futuros futbolistas.
El de Satrapi es uno de esos viajes. Pero en forma de
cómic, lo que en un principio hace pensar en los periplos de Tintin, solo que
en este caso es un cómic muy serio. Dibujado en blanco y negro, en nieve y
petróleo, como su país, Irán, ella cuenta su experiencia y la de su territorio
sometido a los intereses occidentales por el oro negro y a las revoluciones
fundamentalistas como oposición a los malos hábitos del capitalismo. Es su
viaje de niña a mujer, de Teherán a Viena y vuelta, de su adaptación a culturas
distintas, de ser hija de una familia liberal a hija de un estado gobernado
por barbudos donde ella como artista gráfica tiene que imaginar las curvas y
las sombras del cuerpo humano debajo del chador.
Me lo recomendó Carlos Callejo. Para quien escribe, que en
su día se quedó en el relámpago dejado por las lecturas de El Capitán Trueno,
Persépolis viene a ser como la llegada de un refugiado al mundo de mis
lecturas, que en un principio ves como una amenaza hasta que te autoconvences
de que el conocimiento de otras culturas y lecturas, y su aceptación, rompe los
miedos y estereotipos impregnados por propagandas conductistas y acaba por
enriquecernos.
Serán bien recibidos, pero no me entulles. He de acabar El hombre que amaba a los perros, empezar los Andamios de Benedtti y hay un Palabralogía y otro Palabrotalogía que ya rondan la mesa de noche.
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