Harold un jubilado, recorre Inglaterra de sur a norte (unos 1009 Km ) como respuesta a una carta de una antigua compañera que se está muriendo de cáncer; sin más equipaje, que el firme convencimiento de que su amiga debe esperar a que llegue para despedirse.
El peregrinaje no es aburrido porque mantiene vivo el interés gracias a los personajes que conoce por el camino y a sus propios pensamientos. La autora se calza las zapatillas náuticas del protagonista y narra con brillante maestría sus diálogos, pensamientos y recuerdos. La autora desarrolla un complejo entramado que va desenredando a lo largo de la obra.
La novela fue publicada por Teresa en este blog el 25/11/2012.Aunque su comentario no me animó a leer, por lo visto me quede con las zapatillas en el subconsciente y al ver el libro expuesto en la Biblioteca Tomás de Iriarte con ocasión del Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras, opté por la lectura, de lo cual no me arrepiento. Muy bueno: ignoro ¡cómo es posible que se pueda escribir algo así!
La novela sorprende y emociona, increíble, por lo que dice y por la manera en que lo dice. Insólita según indica el propio título. Desde el comienzo uno quiere peregrinar con Harold. Al principio se le une un chico, es el inicio del engrosamiento del grupo lo cual crea en Harold descontento y agobio. La parte final da un giro cuando los periodistas y las redes sociales se meten a organizarlo todo y aparecen personajes despreciables. Harold está a punto de abandonar. Las frases desordenadas aparecieron con la lectura avanzada.
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