Ángel
Santiago (ha robado un caballo) y Nicolás Vergara (es ladrón de cajas fuertes),
se benefician, con la implantación de la democracia, de la amnistía general
dictada en Chile. Mientras Vergara desea recuperar a su familia, Ángel sueña
con vengarse del alcaide por los delitos sexuales que ha padecido en la cárcel,
simultáneamente quiere poner en práctica el golpe planeado por el gran Enano
Lira, para lo cual necesita la colaboración de Nicolás. Todo se complica cuando
conoce en un cine rotativo a Victoria Ponce, una prometedora bailarina de 17
años.
El autor ha
sido traducido a diferentes idiomas y su obra ampliamente galardonada. También
algunas de sus novelas han sido llevadas a la pantalla. EL BAILE DE LA VICTORIA
es un reflejo del romanticismo juvenil. El lenguaje que emplea es bastante curioso y
tuve que recurrir a un diccionario de términos latinoamericanos. Entre ellos y
hasta la pág. 164 (después desistí), pude registrar algunos de los siguientes
vocablos:
Afiche: Cartel; Cachado:
Roto; Callampa: Aparato reproductor
masculino; Cimarra: Escapar; Chancho: Cerdo, animal; Choreza: Simpática; Entretención: Ocio; Eriazo: Sin cultivar; Marraqueta: Pan batido; Puchacay: “¡Qué lástima o que
tristeza!”; Quiltro: Perro sin raza
definida; Tarreado: Ser infiel; Tiludo: Tullido; Tinca: Presentimiento; Tranco:
De prisa, paso largo.
Chancho
pág.38 y puchacay pág.164 lo utilizaba con frecuencia el que fue mi buen amigo
Charly (alemán), casado con Chela (chilena).
Hola Abelardo !
ResponderEliminarDesde que leí "El cartero de Neruda" he estado atenta a Antonio Skármeta y disfrutado de su prosa que nunca decepciona.
He leído de este autor, este libro que comentas, y "La chica del trombón", "La velocidad del amor" y "los días del arcoíris ".
Todos me han aportado algo y lo más importante: uno piensa que a veces cuando un autor acierta mucho con una obra, va a ser difícil que repita de nuevo ese gran acierto....y en el caso de Skármeta, cuando su cartero de Neruda nos trajo la carta más bella, dudaba de si otra obra de Skármeta me gustaría tanto, pues bien . duda disipada: Skármeta sigue emocionándome y, con sus " Días del arcoíris " seguimos disfrutando de esos matices de variado color que tiene su literatura en la que el dolor aparece dando paso a la ternura y a la esperanza, la tristeza de la injusticia nos abre siempre a la confianza en el ser humano, a pesar de los pesares, en toda sus historias la puerta de que es posible siempre, salir de la adversidad...nunca se cierra, lo cual es de agradecer muchísimo.
Merce