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PANZA DE BURRO. Andrea Abreu.


  

La revista literaria Granta elige cada 10 años a escritores menores de 35 años que van a conquistar la literatura en español en los próximos años, entre los elegidos está la autora.

Panza de burro, tiene relación con la meteorología, pues son nubes de baja altura que actúan como pantalla solar, los vientos Alisios empujan la nubes contra las laderas de las montañas siendo el origen de la beneficiosa lluvia horizontal.

La PANZA DE BURRO que nos ocupa es el primer libro de Andrea Abreu que se ha convertido en un fenómeno editorial. Se ambienta en un lugar del norte de Tenerife donde el padre Teide tiene una presencia irresistible y cotidiana;  narra la vida de la protagonista y su inseparable amiga Isora cuando era pequeña así como lo que acontecía cada día en la localidad.

El libro está muy bien conceptuado con diversas y variadas opiniones: Un estallido de emoción a la falda de un volcán; < Literatura millenial canaria > un chisporroteo de todo lo nuevo, ultrafresco y jamás publicado; literatura actual joven y vibrante que transcurriese en la isla y aprovecha su magia lingüística. Otra opinión es: la apuesta arriesgada por su poética salvaje y jedionda. Lo cual me ha sorprendido y dejado descolocado.

La joven autora que nace en el año 1995, como quien dice el otro día, tiene la valiente y sana ocurrencia de escribir en diferentes partes del libro, como se habla en otras zonas de la geografía isleña, y por lo visto eso es lo que provoca un efecto embriagador; así al referirse a las viejas casas escribe que sus colores son:“ amarillo güevo frito “, no me había tropezado con un color así en toda mi vida; la opción de escribir como se habla lleva consigo a que la ortografía quede un poco tambaleante. Menciona el barrio el Amparo y el caserío de Redondo; algunos programas de televisión que ve su abuela y se molesta porque, interrumpen la programación para poner noticias del 11 de septiembre de 2001 cuando la autora tenía solamente seis años. Emplea en algunos tramos un lenguaje duro, violento y desagradable, las abuelas son muy mal habladas, a veces te encuentras expresiones como que “querrían escacharle la cabeza“, es lo último que quiero ver en letra impresa Él libro no me ha resultado muy agradable ni ameno para leer, pero si el público dice lo contrario pues muy bien para la autora, conozco a otra persona que tampoco ha salido satisfecha con la lectura. A pesar de todo, he leído un par de artículos de Andrea a la que le deseo que siga inspirada.

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