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Teoría King Kong. Virginie Despentes.



Los extremos siempre son de interés pues marcan posturas que encierran la verdad desnuda, sin artefactos mediáticos. El cuestionamiento de la familia como un bien de interés socio económico y político no es nuevo ni tampoco lo es el posicionamiento sobre la violación, la prostitución o la pornografía. Lo distinto en este caso es leerlo de labios de una mujer que ha sido violada, que acaba dedicada a la prostitución, y de paso promueve una película que lleva por título y guión una de sus obras: Fóllame.

Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta. Robert M. Pirsig.



Fredo emprende un viaje con Chris, su hijo de once años. Mientras recorren las carreteras de Estados Unidos, el arte del mantenimiento de la motocicleta pasa a ser una bella metáfora de cómo conjugar el frío y racional mundo tecnológico y el cálido e imaginativo mundo del arte. Como en el zen, se trata de concentrarse, observar y apreciar los detalles, hasta llegar a fundirse con la propia actividad, ya sea ésta una caminata por el bosque, escribir un ensayo o tensar la cadena de una motocicleta.
La magia de esta novela, que marcó a millones de lectores en todo el mundo, reside en su capacidad de cautivar al lector mediante una entrañable historia mientas explora nuestra herencia filosófica, de Sócrates a Kant, con el valioso contrapeso de las corrientes orientales.

Que conste que lo intenté. Desistí a la mitad.

LAS UVAS DE LA IRA. John Steinbeck.

 
 El libro era mencionado por Ken Follet en el INVIERNO DEL MUNDO, aunque ahora no recuerdo que es lo que decía sobre el mismo, me hizo evocar una película que dieron en el Teatro Leal en mi época juvenil cuando estudiaba en el Instituto de Canarias Cabrera Pinto en la Ciudad de La Laguna, hace ya algunos años
 El magnífico libro se centra en el éxodo y las peripecias de la familia de los Joad que junto con otras de las tierras de Oklahoma y Texas se ven obligadas a emigrar a California debido al cambio climático y a la desmesurada codicia de los Bancos. La sequía y la desertización hace que los agricultores no saquen adelante sus cosechas y junto con los créditos bancarios que no pueden pagar son responsables de la inmigración, fenómeno de bochornosa actualidad que se produce hoy en día debido a la pobreza y las guerras que azotan este pequeño mundo.
 Se ponen en camino utilizando un viejo camión. El inicio del libro es fantástico con el dialogo entre un camionero y Tom Joad, uno de los hijos que había salido de la cárcel por problemas con la justicia; pues estaba en esos primeros capítulos cuando Javier cuelga en el Blog su publicación sobre LAS UVAS DE LA IRA, desencadenando el que haya leído mucho más rápido. El autor escribe de manera detallada y pormenorizada de tal forma que el libro provoca adicción. Narra las vicisitudes  que pasan durante el viaje, aparte de que hay una hija que se encuentra embarazada. La madre de la familia es más fuerte que una roca y tan grande como una catedral. Es curiosa la participación del predicador llamado Casy que permaneció un sermón entero andando con las manos.
 Cuando Tom y el predicador llegan a casa de la familia se encuentran con que no hay nadie porque han partido para la casa de su tío; por fin se reúnen todos y se ponen en movimiento en dirección a California por la carretera 66 que es la ruta principal de emigración, la ruta de la gente en fuga. El viaje a California está lleno de penalidades e injusticias, encontrando un poco de tranquilidad cuando llegan a un “Campamento del gobierno”, dirigido por los propios usuarios y que posee agua caliente para ducharse, además de que la policía no puede entra sin una orden; pero el acuciante problema es que no hay trabajo, la familia lleva un mes en el campamento hasta que no les queda provisiones y solo Tom ha trabajado 5 días. ¡No hay trabajo! por lo que se ven obligados a moverse nuevamente llegando hasta el rancho Hopper donde se recolectan melocotones, pero para su sorpresa son recibidos por una serie de jornaleros en huelga. Los precios de los jornales bajan constantemente pues los controla la Asociación de Granjeros y la situación es imposible de mantener, por lo que también abandonan el rancho yendo a otro campamento que tenía unos furgones rojos sin ruedas que servían para hospedarse; en las inmediaciones estaban colocados estratégicamente una serie de letreros con el visible mensaje:<< se necesitan recolectores de algodón >>. Para variar, el trabajo dura poco y está mal pagado, mientras tanto, Rosasharn se pone de parto pero por suerte o por desgracia la criatura no vivió ni se supo si era niño o niña. El final del libro es inimaginable aunque pensando un poco se puede intuir 
 En su época fue un verdadero bombazo editorial por la tremenda carga emocional que conlleva, Steinbeck (escritor cargado de polémica que obtuvo el Nobel de Literatura en 1962) escribe,  de manera que parece que se ven y se sienten las escenas, pues hay una total sintonía con la lectura. Me resultaba difícil dormir sabiendo que Tom y su familia estaban viajando con destino a California. Buen libro aunque el tema tratado sea inhumano y penoso.
 También fue llevado al cine, bajo la dirección de John Ford y protagonizada por Henry Fonda, Jane Darwell y John Carradine. La premiaron con dos Oscar en 1940 a la mejor dirección y a la mejor actriz de reparto.

Breviario de saberes inútiles. Simon Leys.



El breviario no es breve. Casi seiscientas páginas.
Los saberes, de no mucha extensión, son múltiples y sustanciosos.
Si son inútiles, lo tendrá que decidir el lector. La mitad del libro dedicada a la literatura puede ser de poco interés si no hay predisposición para ella. Puede que saber que Balzac fue un torpe escritor pero un concienzudo revisor de sus escritos no interese. O que a Víctor Hugo le sentó, literariamente, de maravilla el exilio, tampoco tenga provecho. Que André Guide, premio Nobel, salió del armario en 1924 tras publicar Corydon o que la Iglesia prohibió sus libros en 1952, ¿a quién puede interesar? si con los años confundió homosexualidad con pederastia. Mucho menos cómo influyó este hecho en su literatura.
Tampoco los saberes sobre la sabiduría china han de ser de interés. Pues, de qué sirve que el autor nos haga caer en la cuenta de que China carece de historia esculpida en piedra (ni coliseo ni catedrales, ni románico ni gótico) pero a cambio es en el arte de la escritura en la que tiene una gran tradición, curiosamente todo basado en un texto, cuyo original, nadie ha visto.
Por su puesto, los saberes sobre cómo se inserta un gobierno comunista en una superpotencia económica de corte capitalista, probablemente no sean de interés, ni el por qué el asiento del Premio Nobel de la Paz permaneció vacío mientras el galardonado, Liu Xiaobo, permanecía encarcelado.
O puede que sí. Que cuando tanta corrupción explote en otro Tiananmén amplificado como el de 1989 o que cuando salgan a la luz más casos como el de los Niños esclavos en los hornos clandestinos como en 2007 el tsunami amarillo nos afecte a todos.

Dos años al pie del mástil. Richard henry Dana, hijo.



En cuanto estuvo a pique el ancla, el primer oficial, en lo alto del castillo, dio orden de largar las velas, y se distribuyeron por las vergas compitiendo unos con otros –llegando primero el mejor-, desencadenaron los tomadores de los brazos y de la cruz, y en cada verga se quedó un hombre con el aparejuelo en el bolso, con una vuelta alrededor de la ostaga, listos todos para largar, mientras el resto bajaba a atender las escotas y las drizas. El primer oficial voceó entonces a las vergas «¿Listos a proa»?, «Lista la sobremesana? », etc; y al contestar todos «Listos señor», dio orden de largar; y en un abrir y cerrar de ojos el barco, que hasta ahora sólo había mostrado las vergas peladas, se cubrió de lona suelta del calcés de sobrejuanete a la cubierta.

Para quien precise más detalle, al final del libro tiene un glosario. Pero la maniobra realizada a bordo del barco de vela entenderse se entiende. Así como el resto de la narración de un viaje contado como marino y no como mando en el que se relata la vida a bordo de un bergantín que parte de Boston a San Francisco para traer de regreso la bodega hasta los topes de pieles.
Para quienes gusten de la mar y en concreto de la navegación a vela disfrutarán de un viaje lleno de imprevistos y de léxico marinero del que me he quedado con el término «beque» al resolver una duda en aquellos barcos de uno de los aspectos fisiológicos de cualquier ser humano que se alimente.