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STEPHEN HAWKING. Una vida para la ciencia. MICHAEL WHITE y JOHN GRIBBIN.

 
El libro permanecía en un mostrador de la biblioteca Tomás de Iriarte, cómo homenaje y a cuento de la muerte de Hawking acaecida el 14 de Marzo de 2018 pasado. La verdad es que no me había sentido interesado por su trabajo debido a que lo que trata es tremendamente complicado. Me resulta difícil entender el mundo que me ha tocado vivir, cómo para que encima, intente comprender lo que sucede en otras galaxias y en otros mundos.
Los autores Michael White periodista científico y Jhon Gribbin astrofísico abordan tanto los aspectos íntimos de la  vida de Hawking como la importancia de sus teorías intentando hacerlas comprensibles procurando ser claros y amenos. Escriben sobre la infancia, los primeros años en el colegio y la pandilla cuando era pequeño. El libro es complejo, como complicada ha sido la vida de Stephen desde que le diagnosticaron la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), enfermedad que afecta a los nervios de la columna vertebral y las partes del cerebro que producen las funciones motoras voluntarias. El pensamiento y la memoria no sufren ninguna alteración.
Se mencionan conocimientos de los cuales no  tenía ni la más remota idea; la teoría del estado estacionario del universo; la teoría de la singularidad; las enanas blancas; estrellas de neutrones; los cuásares (1960), los púlsares (1967). No sé cómo se ha podido saber que hay más de 100 mil millones de estrellas en la Vía Láctea. Para Hawking la Física General explica el comportamiento del Cosmos, la Física Cuántica cómo funcionan átomos y moléculas. La Cosmología clásica se refiere a lo que se sabía ante del descubrimiento de los púlsares: objetos colapsados antes de convertirse en agujeros negros. Sorprende que la misma pueda ser estudiada usando sólo la mente .Después de pasar por los agujeros negros y diferentes y complicadas teorías como la << Electrodinámica cuántica >> (EDC) o la << Cromodinámica cuántica >> (CDC), se llega, a “Historia del tiempo” título de un libro divulgativo de Cosmología dedicado al público en general. Stephen quiere que lo lea el carnicero y el panadero. Por lo visto un libro, que pocos de los compradores son capaces de leer y constituye tan solo un adorno en la biblioteca. Según su madre el libro es agradable de leer, las ideas son difíciles pero no el lenguaje. Veremos qué tiene de cierto. ¡Intentaré leerlo!

Los reconocimientos. William Gaddis.


Dice William H. Gass en el prólogo:
«Los grandes libros no pueden explicarse, y yo no voy a tratar de explicar éste. Una explicación –en realidad, cualquier explicación- lo profanaría, ya que a lo que una obra de arte se opone es precisamente a la reducción. Las respuestas fáciles, los resúmenes prácticos, las anotaciones, las flechas, las frases subrayadas, las listas de referencias, lo números de sus fuentes, los ecos y las influencias, los esquemas de la trama –por mucho que en ocasiones nos sirvan de ayuda- falsean gravemente las obras. La interpretación reemplaza al original de un modo torpe y soso.
»Los reconocimientos es demasiado imaginativa, oscura y enigmática; pero ¿acaso la realidad es siempre clara e inequívoca? ¿Se despliega como las páginas de un periódico, o su despliegue se parece más al de un despliegue de un mapa de carreteras, que es difícil de abrir, difícil de interpretar y difícil de volver a plegar?
»No hay por qué darse prisa; las páginas que tiene usted por delante pueden estar ahí todo el tiempo que usted quiera. Es perfectamente aceptable que algunas cosas no se entiendan desde el principio, y que haya referencias a cosas que usted no reconoce. Siga leyendo alegremente».

Leí alegremente las casi mil cuatrocientas páginas. Todavía ando perdido entre las carreteras del mapa.

El ruido del tiempo. Julian Barnes


Desconozco la razón. No he encontrado una carátula que se asemeje a la real. Da la impresión de que sea una premonición del argumento del libro: la vida de Shostakóvich. A Dmitri le cambia la vida cuando Stalin, desde el palco del Bolshói de Moscú, asiste a una representación de su ópera Lady Macbeth de Mtsensk,

En el libro la representación del compositor con el maletín en mano aparece que pequeños trazos que se repiten a lo largo del cuerpo para dar la sensación de temblor. Porque así fue su vida tras aquella ausencia del palco del Hombre de acero a mitad de función. Vivir con el miedo en el cuerpo entre dos destinos: Siberia o renunciar a sus propias convicciones dentro de un régimen en el que pequeños detalles como el de la carátula marcaban desaparecer de la noche a la mañana.  

El Reino. Emmanuel Carrére.


Cuando leí El adversario, del mismo autor, quedé encantado con esa forma tan particular de Carrére de biografiar vidas en el filo de la novela, el ensayo, el libro de historia y la investigación. En El Reino añade a estos motivos el testimonio personal, la introspección, con lo que en ocasiones se vuelve filosófico.
En esta ocasión Emmanuel sigue los pasos de san Pablo a través del evangelista Lucas. No lo he disfrutado tanto. Su primer capítulo en torno a los años vividos como católico practicante y sus dudas son una confesión personal. Tienen poco de literario, así como los párrafos en los que introduce su opinión de los hechos ocurridos treinta años después de la muerte de Cristo.

Es posible que esperase algo más fluido.