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TESTIMONIO MATERNO. Elena Soriano.

Hace unos días le fui a llevar la Lotería de Navidad a una buena amiga del claustro del IES Agustín de Betancourt y me encontré por casualidad con el libro en una mesa a la puerta de la entrada, se lo podía uno llevar para leerlo, pero no lo pude leer enseguida, pues no sé lo que me pasa, a estas alturas, la vida transcurre a velocidad vertiginosa, por lo que apenas tiene uno tiempo de hacer nada durante el día. Seguro que es el inconveniente de la edad. El libro- testimonio es duro, muy fuerte y desgarrador, provocando el que en algunos momentos se te humedezcan las pupilas. La madre y autora, calificada de “roja” en la época franquista, menciona una serie de títulos de libros de los que transcribe oportunas y acertadas opiniones intercaladas magistralmente en la escritura, lo cual llama mi atención. Emplea una serie de palabras que mi ignorancia desconoce, donde el único reparo que le puedo poner es lo pequeño del cuerpo de letra empleado. La autora justifica el libro considerándolo un hibrido literario. Fue después de la muerte de su hijo cuando se le ocurrió escribir y lo hacía desordenadamente poniendo notas con fecha, guardándolas en cualquier lugar de la casa. Escribe lo que le sucedió y cita a Pascal cuando dice: hablar del Yo solo es justificado cuando ocurre una gran desgracia. Lo que le impulsó a escribir fue la visita de amigos de su hijo que la trataban con excesiva consideración y no le contestaban a preguntas que pensaba podían saber. Por la cantidad de material que despliega en el libro pienso que podría ser tema de estudio avanzado en una universidad americana. Cabe la pregunta ¿cuánto tiempo habrá empleado en escribir el libro? Elena no quiere comercializar con su triste y dolorosa historia, en consecuencia donará los beneficios por derecho de autor a un centro de rehabilitación de jóvenes marginados. A lo largo de la escritura se aprecian una serie de detalles que valen la pena mencionar: -Aparecen autores y pensamientos: Eric Fromm. Sentirse solo en el mundo conduce a la desintegración mental. -Frases: La libertad es más preciada que el oro. -Libros y autores: La tercera ola, de Alvin Toffler. -Recuerda a una serie de seres famosos que abandonaron este mundo voluntariamente, de los cuales no tenía ni la más remota idea de que acabasen de esa manera. Escribe sobre las drogas y las enfermedades mentales pero incidiendo sobre lo único importante para ella, el suceso de su hijo. El bloque del libro (V. ÚLTIMO VIAJE), me costó leerlo pues la lectura había perdido su encanto porque Juanjo ya había muerto, pero la autora seguía y seguía; no obstante fue muy reconfortante continuar, ya que en la página 725 da cuenta de que la única terapia para su trastorno ha sido escribir durante siete años. El libro necesitaría por mi parte otra segunda lectura más reposada.

Los habitantes del bosque. Thomas Hardy.



Los habitantes son los personajes. Entre ellos se teje una trama amorosa en la que un padre, por tratar de buscar lo mejor para su hija, conduce las preferencias de ella en función de los intereses económicos y del estatus social en los que a él le gustaría depositar sus dominios. Ella se debate entre un campesino sidrero, vecino desde niño, y un médico que se instala en el pueblo.
El bosque es el protagonista. Las descripciones y la dependencia de la trama literaria con la vida de los personajes, así como sus sombras, árboles y hojas hace que adquiera tal importancia que todavía hoy son muchos los lectores que siguen tratando de identificar en la campiña inglesa su ubicación.

El tren pasa primero. Elena Paniatowska.


Recreación novelada de la huelga ferrocarrilera de 1958-9 en México. A través del personaje central, Trinidad Pineda Chiñas, viaja en tren la novela desde los tiempos de la Revolución. Esta se propagó por los raíles para desbancar el porfiriato, para llegar a una situación en la que los revolucionarios vivos y asentados en el poder pagaron mejor la mano de obra yanqui, que en México encontró su mina de metal y víveres, que a los propios empleados del ferrocarril mexicanos.

Como única solución la huelga, y con ella los entresijos para doblegarla, los amores de los sindicalistas, la vida Trinidad y de las mujeres que se atrevieron a secundarlo, a sabiendas que le pondría los cuernos son su único amor: la lucha obrera.

El cuaderno de Bento. John Berger.


Por prólogos y por recomendaciones de otros autores un título te lleva a un escritor y a su vez un escritor puede facilitar otros títulos de su preferencia. Este ha sido el caso de este cuaderno. Su inicio, a sabiendas que es un intento por imaginar un supuesto cuaderno del filósofo Spinoza, es raro, pero en los relatos siempre aparece algún destello que anima el seguir leyendo a pesar del interrogatorio permanente sobre si la idea preconcebida obedece a la lectura escogida.
Así, hasta que llega este párrafo que confirma el acierto, al margen de las buenas aguadas y de las reflexiones de Spinoza, de haber elegido esta lectura.

«La cuestión, en realidad, es ¿qué le hemos hecho a la democracia? –dice Arundhati-. ¿En qué la hemos transformado? ¿Qué sucede cuando se la vacía de significado? ¿Qué sucede cuando todas sus instituciones se han metastatizado en algo peligroso? ¿Qué va a suceder ahora que la democracia y el mercado libre se han fusionado en un solo organismo depredador, dotado de una imaginación limitada, estrecha, que prácticamente solo gira en torno a la idea de incrementar al máximo los beneficios? ¿Se puede dar marcha atrás a este proceso? ¿Puede algo que ha mutado volver a ser lo que era?». 

Retratos. Truman Capote.


El libro comienza con un estudio sobre Marlon Brando: El duque en sus dominios. Ayuda a comprender la vida del actor y permite vislumbrar las dotes de Truman Capote. Luego dibuja el perfil de Jane Bowles, Cecil Beaton, Elizabeth Taylor y Marylin Monroe de forma menos extensa pero igualmente precisa. No es hasta sus semblanzas cortas a partir de retratos realizados por Richard Avedon que el escritor es capaz de captar en su conjunto y de forma resumida tanto las intenciones del fotógrafo como la de su retrato y la personalidad del representado. Entre ellos los de John Huston, Charlie Chaplin, Picasso, Chanel, Luis Amstrong, Bogart.