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En mares salvajes. Javier Reverte




Interesante propuesta la de Javier Reverte. Por una parte un viaje al pasado que sabe hacer fluir con el lento paso de un iceberg y que como la gran mole de hielo nos permite leer lo que está en superficie tras condensar de forma amena muchas horas de lectura en profundidad e investigación en torno a los cuadernos de bitácora de aquellos navegantes que quisieron anexar gloria a sus mecenas y dinero a sus bolsillos. Por otra, un viaje por el presente en un buque oceanográfico ruso, último bastión de aquellos viajeros jubilados adinerados a los que ya no les falta nada que ver. Entre ambos, la evolución de los nativos, su recelo del hombre blanco, su diabetes, colesterol, y el hastío de una vida desestructurada a base de subvenciones junto a la inmigración de quienes buscan alejarse del mundanal ruido, todo ello rodeado por el gris marmóreo que se repite una y otra vez.

En mares salvajes ( Javier Reverte )



  

      Es la crónica del viaje que realiza Javier Reverte en el 2008 cuando, debido al deshielo de ciertas zonas en el Polo Norte, se puede atravesar el tan buscado Paso del Noroeste.
 Javier Reverte nos acerca, en ese buque, no sólo a esas remotas tierras por donde a modo de una “flota de espectros”, deambulan placas de hielo sino también a las hazañas de aquellos exploradores de siglos pasados como la trágica aventura de John Franklin, muerto como todos sus hombres en la búsqueda infructuosa del Paso del Noroeste o la aventura del tenaz Amundsen , primer explorador que logra cruzarlo…

      En este buque, en el que virtualmente viajamos…nos hundimos ciegamente, como el destino, en el Atlántico solitario, ( H. Melville) y también en la  espesura del alma…que en superiplo, muestra sus paisajes más sórdidos y desérticos, de una blancura que se mancha de grises como cuando vemos los efectos del encuentro de esas dos culturas la “civilizada” europea y la “primitiva” esquimal.

      Hoy, los inuits, como son denominados, viven muchos, en “reservas” donde cobran unas “prestaciones “ de  los gobiernos  que “velan” para que estas comunidades no desaparezcan…habiendo perdido prácticamente su esencia y su modo de vida en esa globalización que no potencia lo mejor de cada cultura.
  
( Merce )


Los pasos perdidos. Alejo Carpentier



Los pasos perdidos son los de un occidental que remonta el Río Orinoco en busca de primitivos objetos musicales, conocidos por referencias misioneras, en los que se fundamenta el origen de toda música. Una parte del viaje es hecho en compañía de su amante blanca, un Adelantado, un buscador de oro y un Fraile, hasta que ella enferma de paludismo y regresa; luego siguen remontando el cauce y en esta parte del viaje se enamora de una nativa. Esta trama justifica al autor, cuando el protagonista arriba a los confines de lo desconocido, para situarlo al final del Cuarto Día del Génesis, “de tal forma que de retroceder un poco más, llegaríamos a donde comenzara la terrible soledad del Creador”. Es en ese punto, en el que lo civilizado pierde su utilidad y lo incivilizado comienza a entenderse como el noble arte de vivir, donde el protagonista se enfrenta al origen del hombre bajo su propia mirada y duda entre comenzar una nueva vida o regresar.

Romeo y Julieta. William Shakespeare



Dejé Los pasos perdidos de A. Carpentier descansando en la librería hasta el día siguiente cuando me fui a la cama. Juraría que alongada al estante, cual si fuera a un balcón, Julieta me había picado el ojo y que a renglón seguido me había dicho: mucho leer, mucho leer pero seguro que eres como todos, que se jactan de nuestro trágico amor y del tu bi o no tu bi, pero solo de oídas. Ahí te equivocas, le contesté, que Hamlet sí que está leído y además están subrayadas las perlas de humor que en él tu creador dejó.
No es que me hablara desde un manzano pero ya se sabe que cuando el silbido de una mujer se vuelve tentador, acaba consiguiendo lo que desea. Así que solté la manzana de un amor perdido por las selvas tropicales y regresé a la estantería a por otra de amor en las calles de Verona.
A quien le ocurra tal y como le ha sucedido a quien escribe, y no se contente con lo visto desde la platea, en pantalla o con lo oído por transmisión oral, y crea que solo la lectura proporciona la verdadera dimensión de lo expresado en los escenarios, recordarle que la realidad leída por uno mismo siempre supera la ficción por otros creada.

La espuma de los días. Boris Vian




Probablemente sea que como lector no está uno preparado para este tipo de novelas. Porque bien escrito está, la historia gusta; gusta ver cómo se va transformado la pareja en función de la economía y la enfermedad y más aún ciertas imágenes que crea el autor en relación con el amor entre humanos, el amor obsesivo por una pasión que conduce a coleccionar libros, sus alusiones al modelo laboral, sus referencias a una ciudad desubicada con respecto al espacio - tiempo actual, etc., pero todo esto envuelto en una ficción tan surrealista deja un regusto una vez acabada de leer que invita a pensar: y una vez retirada la espuma ¿Qué?