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El club de lectura del final de tu vida. Will Schwalbe.


 -Ya me lo leí y a ti como estás en un club de lectura igual te interesa.
Con estas palabras me lo prestaron.
La protagonista es una madre con más de 70 años a quien se le diagnostica cáncer de páncreas y el escritor es su hijo. Se va mezclando la actividad desarrollada por ambos con el proceso de declive provocado por la enfermedad. Él, como editor escritor, relata la vida de ella como profesora y activista en países asiáticos y africanos en pro de los refugiados, la de su familia y afición por la lectura y los libros que comparten durante los dos años de visitas al hospital, quimioterapia y convalecencias y empeoramientos. Su lectura es muy americana, cuenta lo que ocurre tal y como ocurre mientras destripan libros, por lo que es todo muy previsible. Por lo general los temas escogidos son en torno a escritores americanos recientes, premios Pulitzer algunos europeos y otros pocos que han podido contar sus historias como refugiados y mutilados en ocupaciones y guerras, junto con otros títulos escritos por enfermos que han pasado por el mismo calvario tumoral y aquellos dedicados al crecimiento personal y a entender mejor el proceso de la muerte.
Curioso pero el único autor de todos los nombrados que escribe originalmente en castellano es Roberto Bolaños y su Detectives salvajes.  

Puerto de la Cruz. Precisiones sobre sus orígenes y evolución. M. Rodríguez Mesa.


Bonito e interesante viaje a través de su lectura en torno al nacimiento y desarrollo de Puerto de la Cruz. Se inicia en los asentamientos guanches, previos a la ocupación del territorio por los castellanos, en cuyas cuevas-necrópolis los restos encontrados en Martianez y Las Cabezas evidencian la ocupación del territorio por una comunidad aborigen de cierta consideración. A continuación, inicios del siglo XVI, Álvarez de Lugo trató de organizar desde La Laguna la parcelación del territorio en tierras de dehesas para la ganadería, de cereales, vid y caña de azúcar así como el aprovechamiento de fuentes y la apertura al mar que facilitara la llegada y el envío de mercadería. Se da pie a la creación de una vía portuaria en la caleta de Araotava (la que por extensión da lugar a Puerto de la Araotava) que corresponde a la ensenada formada por el Barranco San Felipe, existiendo a su vez: los embarcaderos de la pequeña caleta de la Cruz, boca del puerto y más tarde puerto nuevo –frente a la conocida plaza de los charcos de los camarones-; el Pris, caletón de la Pez o puerto del Rey –situado en el popular boquete, junto a la ermita San Telmo- y el embarcadero de Martianez, muy poco utilizado. El resto del siglo constata el crecimiento del tráfico marítimo en Adeje, Santa Cruz, sobre todo Garachico y también en Puerto de la Cruz, ciudad esta última que aumenta su población con castellanos, catalanes y portugueses dedicados al comercio que empieza a ver en las clases dominantes del municipio de La Orotava su interés por controlar la costa. La afección de peste en la isla baja, a inicios del siglo XVII bloquea su muelle y crece aún más el comercio en Puerto de la Cruz lo que obliga a requerir guardas y escribientes,  que controlen mercancías e higiene, así como ingenieros, entre ellos Torriani, elevándose también la necesidad de ubicar en el casco otra iglesia que la de San Amaro, en los llanos de La Paz, a fin de evitar la diversidad de culto lo que facilita la llegada de los dominicos, mientras el desapego y la incorfomidad se elevan con respecto a La Orotava que lucha en La Laguna y Madrid a un tiempo por alcanzar el título de Villa y no perder su salida al mar.

Todo ello es suficiente para demostrar que el origen de Puerto de la Cruz trasciende las fechas propuestas como fundacionales y que atribuyen el mérito fundador –único y tardío- a un miembro de la familia Franquis o Franchi, sin menoscabo de su importante labor en la ciudad. 

Un antropólogo en Marte. Oliver Sacks.


Oliver Sacks cuenta con un abanico de lectores que suele ser de ciencias más que de letras. No es que haga falta una especial pericia ya que es un gran divulgador de la misma pero el apartado neurológico interesa sobre todo a fisioterapeutas, médicos, enfermos y familiares que buscan en su lectura explicaciones para todos los públicos a síndromes y enfermedades curiosas que atañen al sistema nervioso. En este volumen expone siete casos entre los que se encuentra un pintor que tras un accidente pierde solamente la visión para el color y ha de acostumbrase a vivir entre tonalidades de gris; un hombre aquejado de tics de todo tipo debido al conocido Síndrome de Tourette lo que no le impide conducir y pilotar sino que incluso es un buen cirujano y una autista capaz de comprender el sufrimiento de los animales pero que se siente una antropóloga en Marte cuando se trata de entender los sentimientos humanos.
Este tomo se me ha hecho algo más pesado que “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero” al agrandar la narración con otros casos y con el desarrollo histórico del conocimiento de dichas enfermedades lo que hace a base de Notas a pie de página con un tamaño de letra minúsculo, extensas en muchas ocasiones, que distorsionan la lectura y que tienen un mayor calado científico.

Sirva de ejemplo, para aquellos que tratan de acercarse a comprender el autismo, las palabras de Temple Grandin, zoóloga, etóloga y profesora de la Universidad Estatal de Colorado, y diseñadora de mataderos, gran defensora del bienestar de los animales, sobre todo de los explotados por la industria ganadera: El circuito de la emoción no está conectado..., es el fallo. En mi memoria no hay archivos que estén reprimidos. El resto tiene archivos que están bloqueados. Yo no tengo ninguno tan doloroso como para que esté bloqueado. No hay secretos, no hay puertas cerradas, no hay nada oculto. Puedo inferir que hay zonas ocultas en otras personas, por lo que no pueden hablar de ciertas cosas. La amígdala cerebral cierra los archivos del hipocampo. En mí, la amígdala no genera suficiente emoción para cerrar los archivos del hipocampo.


Trajano está a punto de volver a cruzar el Éufrates. Los partos esperan al otro lado. Las tropas del César dudan. Temen terminar como la legión perdida. Pero Trajano no tiene miedo y emprende la mayor campaña militar de Roma hacia la victoria o hacia el desastre. Intrigas, batallas, dos mujeres adolescentes, idiomas extraños, Roma, Partia, India, China, dos Césares y una emperatriz se entrecruzan en el mayor relato épico del mundo antiguo, La legión perdida, la novela con la que Santiago Posteguillo cierra su aclamada trilogía sobre Trajano