Veinte años después del 18
de Julio continua rememorándose en una hacienda toledana un ritual por el que
se recuerda la muerte de uno de los señoritos hacendados a manos de la turba
que con rastrillos y algún fusil se abalanzó contra la sosegada vida familiar.
Alrededor de ese día y el siguiente traza Semprún un laberinto de idas y
venidas en el tiempo por donde discurre la resistencia comunista en 1956, su
persecución así como la vida íntima de uno de los hermanos (con derecho a
pernada) sobre la mujer del hermano muerto aquel día. Mujer que a su vez
disfruta con el voyeurismo de una sirvienta al ser costumbre que arraigó en
ella en sus primeros meses de matrimonio, y que dio a luz a gemelos, sin que el
marido tuviese tiempo a disfrutarlos y que a su vez le causan problemas de
índole moral impropios para la época.
Buen recorrido por esos
años de posguerra en el que al margen de las voces disidentes en el exterior,
dentro de España comenzaban a fraguarse otras ideas.
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