En los agradecimientos el
autor no se olvida de que su bisabuela haya adquirido La leyenda del Cid una obra de
José de Zorrilla. Don Rodrigo Díaz de Vivar llamado <<Sidi>> Cid
por los árabes y <<Qambitur>> Campeador por los cristianos fue paje
del rey Sancho el Fuerte, que fue asesinado; siendo proclamado nuevo rey don
Alfonso que desterró a el Cid por lo que tuvo que ofrecer sus guerreros a
diferentes señores.
El libro es de una exquisita
elegancia, puede ser leído a cualquier hora y cada una de las cuatro partes de
que consta, permite descansar y tomar oxígeno, nos transporta al ambiente y la
época hasta el punto de que puedes
considerar que formas parte del ejercito del Campeador, un jefe que destacaba
por su astucia, audacia y prudencia como militar, siendo como guerrero fuerte,
diestro y valiente. No mandaba nada que no pudiera hacer por lo qué era muy
popular y admirado por todos.
El autor emplea ciertos
vocablos para referirse a vestimenta, armas y otros propios de la época para lo
cual no está de más que se disponga de un diccionario que no se encuentre
demasiado lejos; leer el acontecimiento de la niña de Covarrubias es algo
extraordinario y memorable; así como el incidente de Tello Luengo (mozo de
Vivar) muy duro por el tema y la forma en que el Jefe da solución al
tremendo problema planteado.
Desterrado por el rey don
Alfonso luchaba a favor de unos moros contra otros moros y otras contra todos
pues era un profesional de la guerra y tenía que alimentar a sus huestes. En su
deambular por los diferentes reinos ofrece sus servicios a Berenguer Remón ll conde
de Barcelona pero este declinó sus servicios, por lo que acudió al rey moro de
Zaragoza del que habían oído contar que no era mala gente; después de duras y
difíciles negociaciones queda al servicio Mutamán rey moro que entabla guerra con su hermano, los cuales
tenían una hermana viuda llamada Raxida que aporta un nuevo aire a la lectura
por su arrolladora personalidad y saber hacer.
El momento culminante de la
narración es la batalla entre Mundir (heredero
de las taifa de Lérida) contra su hermano al-Mutamán (heredero de Zaragoza) por
un problema de posesión de tierras, Monzón y Almenar; Mundir contó con la ayuda
de Sancho Ramírez rey de Aragón y Berenguer Remón (ll) conde de Barcelona,
mientras que su hermano contaba con las huestes del Cid Campeador. No hubo
acuerdo en las negociaciones preliminares y se entabló la batalla cuyo triunfo
se inclinó con dificultades del lado del
Cid siendo hecho prisionero el conde de Barcelona, pudiendo escapar Mundir
Sabía que la lectura
terminaría pues se veía que quedaban pocas páginas por leer pero no quería que
terminara, y terminó, quedando la sensación de que el libro necesitaría una
segunda parte, que a ser posible quisiera poder leer; por último mencionar que
la primera noticia que recibí sobre el Cid Campeador fue hace muchos años a
través de un libro escolar de lectura titulado CIEN FIGURAS ESPAÑOLAS que leía
en la escuela de Don César (mi primer maestro) antes de ingresar en el hoy
llamado IES Canarias Cabrera Pinto.
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