Ambientada en los inicios de 1980 la trama de Así
empieza lo malo es bien sencilla. Dicha trama queda clara en la primera página.
Un director de cine encarga al joven Juan de Vere, a su cargo como secretario,
el enterarse de la veracidad de ciertos rumores que han llegado a sus oídos
sobre la vida de un amigo suyo, el doctor Jorge Van Vechten.
Pero el galeno no vuelve a aparecer hasta casi la
mitad de la novela.
Quizá, a mi entender, radique ahí el arte de Javier
Marías. El proporcionar al lector todos los interrogantes que él ha de hacerse
cuando confecciona sus personajes, de tal forma que el lector acaba pensando y
haciéndose esas mismas preguntas mientas el escritor va dosificando momentos de
tensión con información, en este caso, sobre la posguerra civil o sobre
cineastas y actores.
Todo muy sencillo, pero a la vez tan complicado, tan
bien ligado el armazón, que conduce al lector hasta el final por los vericuetos
del deseo, la lealtad y menosprecio vividos por la pareja a la que Juan de Vere
recuerda pasados los años.
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