Cuentan que tras mucho leer,
lo normal es volver a los clásicos. Puede que este sea el inicio, quién sabe.
Más larga la introducción que la propia Apología el sentido de la primera frase,
volver a los clásicos, es que después de los griegos el resto está todo
inventado. El resto son ganas de marear la perdiz.
Lo cierto es que Sócrates,
a través de Platón, obliga a una lectura concentrada, nada evasiva, para seguir
la evolución filosófica del maestro en su propia defensa.
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