Buscar título en este blog

Soledades. Luis de Góngora.



Quienes estudiamos bachillerato antiguo abrimos sobre nuestros pupitres Lengua y Literatura Española. Unos libros de texto de Lázaro Carreter. El de sexto curso, Antología, tenía en su portada los retratos de Cervantes, Shakespeare y Dante entre otros. Llegados al siglo del Barroco teníamos que hacer frente a Lope de Vega, Quevedo y Góngora.
En la mente permaneció Quevedo, por satírico y divertido pero de don Luis solo quedó flotando la sensación de rareza e incomprensión, a la espera de que no cayera en el examen.
Las Soledades, a pesar del extenso estudio previo incluido en ediciones Cátedra, de las anotaciones por estrofa que ayudan a atisbar una posible comprensión, no son fáciles de digerir. Con razón a los dieciséis años no queríamos oír hablar de estas soledades. Cuánto conocimiento aristotélico y de las deidades griegas, cuántos jeroglíficos verbales. Cuantos renglones por comprender.
Creo no haber leído nada tan complejo. Y al mismo tiempo tan innovador.

Tango satánico. László Krasznahorkai




Un extraño doctor anota en un diario la vida de sus vecinos. Tiene un cuaderno para cada uno de ellos y desde su ventana da vida a los pocos personajes que aún perviven en una explotación abandonada en una remota región rural de Hungría. Sus vidas son monótonas, carecen de futuro, hasta que llega Irimiás tras haber abandonado el poblado. De él esperan que tenga un plan, que revitalice la zona. Con él esperan zanjar viejas rencillas y amores. Mientras Irimiás urde un plan para sacar a sus vecinos del marasmo, el doctor sigue rellenando cuadernos.

EL BAÚL DE LOS CANGREJOS. Javier González.


Javier González conocido por todos y médico del Pabellón Municipal de Deportes ha escrito su cuarto libro: EL BAÚL DE LOS CANGREJOS y se lo ha dedicado a Ita, desaparecida en la espera. El libro ha sido escrito con mucho cariño y dedicación, además por circunstancias de la vida ha tenido que  escribir sometido a una gran presión. Abarca los cinco últimos siglos de lo que pasó o pudo haber pasado en el Puerto de la Cruz y se encuentra distribuido en quince capítulos con una atrayente e inmaculada prosa.
El libro es entretenido e instructivo para aquel que le importe algo el Puerto y para el que no, también; emplea un lenguaje claro y transparente, salpicado de palabras antiguas de hace más de dos generaciones. Los primeros comentarios que me aportan, indican que al leer tiene uno que disponer no muy lejos de un drae para no quedarse embobado. Podría colocar una serie de palabras que conozco, aunque otras, bastante, es la primera vez que tengo noticias de ellas. Aun cuando solo tenga un interés personal, ahí van algunas:
Arrufo ; faltriquera ; mucama ; verijas ; maguas ; cardumen ; bejeque ; firringallo ; grao ; alilayas ; arrampló ; chaputines ; gabelas ; embullada ; jalapa ; estevadas ; zaragates ; boladas ; margulliam ; halando ;  apotala. Podríamos continuar, pero como muestra es suficiente.
La escritura es un dialogo permanente de personajes de la ficción y la realidad. Para poner a interactuar a la gran cantidad de personajes, el esfuerzo ha de ser titánico. Busca  relacionar con lecturas de la bibliografía, para lo que otro ser tendría que vivir otra vida sin saber si tendría tiempo suficiente.
Me resulta curioso que los pescadores no sepan nadar; el abuelo Gregorio decia que si pasara algo aprendería sobre la marcha, aspecto que creo. El Puerto ha sido un sanatorio para los extranjeros, donde venían a curar su tuberculosis y otras enfermedades del aparato respiratorio.
Aventuro que si el muelle no se hizo  en la época en que vivía D. Agustín de Betancourt, tengo la más completa seguridad de que no se hará.
El libro es una joya que merece ser regalado, al cual se le podría dar una segunda y una tercera… lectura.

DÍAS DE AMOR Y DE GUERRA. Tahmina Anam


Tahmina, escritora bengalí nacida en Dhaka en 1975 es doctora por la Universidad de Harvard y vive en Londres.
El libro narra la historia de Reana Haque una mujer que sola y con dos hijos vive con los Sengupta y la señora Rahman, junto a sus inquilinos la señora Chowdhury con su hija Silvi, en un barrio de clase alta en Daka, perteneciente a lo que antiguamente era Pakistán oriental, en la actualidad Bangladesh.
Su felicidad la constituye sus hijos Sohail y Maya, pero la guerra por la independencia de Bangladesh le convulsiona a todos la vida situándose en la difícil disyuntiva de tener que elegir entre su país y sus hijos.
Emotiva novela donde la escritora logra imprimir el ambiente y la mentalidad  oriental; describe la guerra con sus horrores y también la dictadura de los gobernantes, que llegan a querer convencer al pueblo de que un bengalí no puede gobernar Pakistán, los bengalíes se impondrán al régimen fascista de los pakistaníes; al final se da cuenta para su decepción de que mientras sus hijos serán siempre el centro de su vida ella irá paulatinamente desapareciendo del centro de la de ellos.

Abecedario de la pólvora. Yordán Radíchkov.



Los Balcanes, esos desconocidos. Allí escribió Radíchkov en tiempos convulsos para su país, Bulgaria.
Por primera vez se abordaban cuestiones como la revolución socialista o la resistencia antifascista huyendo de la simplificación y el ensalzamiento ideológico impuestos por el realismo socialista. Las historias que lo componen, a la vez sencillas y profundamente bellas, están impregnadas de una sabiduría popular que entronca con la tradición y el folklore búlgaros. Una puerta a un pequeño mundo rural y rico en elementos fantásticos (lo que le valió el calificativo de realismo mágico balcánico), poblado por héroes anónimos que, bien conduciendo un carro lleno de jarros y vasijas, amasando el pan cada mañana o tallando la piedra en las canteras, reivindican su papel en la epopeya de lo cotidiano.

Ahora me rindo y eso es todo. Álvaro Enrigue.



Eso fue lo que dijo Jerónimo: Ahora me rindo y eso es todo. Con esta frase, el gran jefe de los Apaches, se puso en manos del ejército americano para ser conducido desde El Paso, Nuevo México, al estado de Florida donde fue exhibido. Previamente, esta etnia amerindia ocupó un territorio al norte y sur de la actual frontera entre México y EEUU. Desde el estado de Sonora al de Chihuahua, desde Arizona a Texas, los apaches no sabían de fronteras.
Cuando me regalaron el libro su autor me resultó conocido. Hace algunos años leí Muerte Súbita, y me encantó. En esta ocasión se vuelve a disfrutar de la capacidad narrativa en el primero de los capítulos de los que consta esta extensa novela. La búsqueda de una mujer raptada por los apaches da pie a la elaborada tensión narrativa así como a la inclusión de saberes de la cultura apache. El segundo capítulo, siempre bien narrado, parece más una wikipedia; en él se mezclan posibles notas biográficas usadas para confeccionar el universo de la apachería con un viaje familiar del narrador por la geografía desértica en la se movieron los apaches. En el tercero, el lector se encajona en uno de esos desfiladeros usados para las emboscadas en el que el lector recibe un fuego cruzado donde las tres historias no dan tregua.