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LAS UVAS DE LA IRA. John Steinbeck.

 
 El libro era mencionado por Ken Follet en el INVIERNO DEL MUNDO, aunque ahora no recuerdo que es lo que decía sobre el mismo, me hizo evocar una película que dieron en el Teatro Leal en mi época juvenil cuando estudiaba en el Instituto de Canarias Cabrera Pinto en la Ciudad de La Laguna, hace ya algunos años
 El magnífico libro se centra en el éxodo y las peripecias de la familia de los Joad que junto con otras de las tierras de Oklahoma y Texas se ven obligadas a emigrar a California debido al cambio climático y a la desmesurada codicia de los Bancos. La sequía y la desertización hace que los agricultores no saquen adelante sus cosechas y junto con los créditos bancarios que no pueden pagar son responsables de la inmigración, fenómeno de bochornosa actualidad que se produce hoy en día debido a la pobreza y las guerras que azotan este pequeño mundo.
 Se ponen en camino utilizando un viejo camión. El inicio del libro es fantástico con el dialogo entre un camionero y Tom Joad, uno de los hijos que había salido de la cárcel por problemas con la justicia; pues estaba en esos primeros capítulos cuando Javier cuelga en el Blog su publicación sobre LAS UVAS DE LA IRA, desencadenando el que haya leído mucho más rápido. El autor escribe de manera detallada y pormenorizada de tal forma que el libro provoca adicción. Narra las vicisitudes  que pasan durante el viaje, aparte de que hay una hija que se encuentra embarazada. La madre de la familia es más fuerte que una roca y tan grande como una catedral. Es curiosa la participación del predicador llamado Casy que permaneció un sermón entero andando con las manos.
 Cuando Tom y el predicador llegan a casa de la familia se encuentran con que no hay nadie porque han partido para la casa de su tío; por fin se reúnen todos y se ponen en movimiento en dirección a California por la carretera 66 que es la ruta principal de emigración, la ruta de la gente en fuga. El viaje a California está lleno de penalidades e injusticias, encontrando un poco de tranquilidad cuando llegan a un “Campamento del gobierno”, dirigido por los propios usuarios y que posee agua caliente para ducharse, además de que la policía no puede entra sin una orden; pero el acuciante problema es que no hay trabajo, la familia lleva un mes en el campamento hasta que no les queda provisiones y solo Tom ha trabajado 5 días. ¡No hay trabajo! por lo que se ven obligados a moverse nuevamente llegando hasta el rancho Hopper donde se recolectan melocotones, pero para su sorpresa son recibidos por una serie de jornaleros en huelga. Los precios de los jornales bajan constantemente pues los controla la Asociación de Granjeros y la situación es imposible de mantener, por lo que también abandonan el rancho yendo a otro campamento que tenía unos furgones rojos sin ruedas que servían para hospedarse; en las inmediaciones estaban colocados estratégicamente una serie de letreros con el visible mensaje:<< se necesitan recolectores de algodón >>. Para variar, el trabajo dura poco y está mal pagado, mientras tanto, Rosasharn se pone de parto pero por suerte o por desgracia la criatura no vivió ni se supo si era niño o niña. El final del libro es inimaginable aunque pensando un poco se puede intuir 
 En su época fue un verdadero bombazo editorial por la tremenda carga emocional que conlleva, Steinbeck (escritor cargado de polémica que obtuvo el Nobel de Literatura en 1962) escribe,  de manera que parece que se ven y se sienten las escenas, pues hay una total sintonía con la lectura. Me resultaba difícil dormir sabiendo que Tom y su familia estaban viajando con destino a California. Buen libro aunque el tema tratado sea inhumano y penoso.
 También fue llevado al cine, bajo la dirección de John Ford y protagonizada por Henry Fonda, Jane Darwell y John Carradine. La premiaron con dos Oscar en 1940 a la mejor dirección y a la mejor actriz de reparto.

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