Gioconda,
escritora nicaragüense concretamente de Managua formó parte del Frente
Sandinista de Liberación Nacional para derrocar al dictador Somoza, lo que la
llevo a exilarse, pero con el tiempo regresa y desempeña diversos cargos en el
nuevo gobierno.
El libro que nos
ocupa ha sido traducido a 11 idiomas, leído por un millón de lectores, siendo
además lectura obligada en diferentes universidades de Estados Unidos. Las
sesenta primeras páginas te dejan un poco desubicado, ya que, las frases aunque
suenan bien, son una serie de palabras unas a continuación de otras, sacando la
conclusión de que la principal protagonista, Lavinia, había ido a estudiar
arquitectura a Europa, y, al terminar la carrera, regresa para hacer de
Nicaragua una nación más justa y humanamente mejor; tiene una intensa relación con Felipe, coordinador
del estudio de arquitectura donde trabaja, a partir de ahí el libro se hace más
asequible.
A lo largo de toda la
historia y como no podía suceder de otra
manera emplea algunas palabras hispanoamericanas. Hay que elogiar y agradecer
la prosa valiente, llena de párrafos sesudos repletos de tremendas verdades, por lo
que no queda más remedio que volverlos a leer, pues están llenos de mucha
sustancia y contenido, lo que hace que al terminar la lectura te quedes
reflexionando mirando para las nubes.
La escritura es
altamente comprometida, con ideales e ilusiones por los que el ser humano debe
vivir y si es necesario morir. Mantiene interesado y atento al lector, quieres
leer hasta el desenlace final.; el libro, es muy interesante, te llena
plenamente, terminando con una estrofa que pertenece a un extenso verso, y que
merece la pena mencionar:
Nadie que ama muere jamás.
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