Su
autor fue Ivo Andric, novelista de la antigua Yugoslavia, premio Nobel de
Literatura en 1961 por su obra narrativa entre la que destaca Un puente sobre
el Drina (1945).
El
libro me lo prestó JAVIER cuando le comuniqué que me iba de vacaciones.- Le
dije que tal vez se lo extraviaba y no
le dio mucha importancia – Evidentemente hay asuntos más importantes que perder
un libro o un pañuelo de seda de color azul. La lectura la disfruté en Huelva
durante la estancia del 12 al 26 de febrero, quedándonos hospedados en el Occidental Isla Cristina. El hotel tenía un
amplio salón y allí me dedicaba a la sana y tranquilizadora lectura, el único
inconveniente era que me distraía fácilmente. La narración abarca algo de lo que
sucedió en la península balcánica desde el siglo XVI hasta principio del XX,
concretamente en la frontera entre Serbia y Bosnia-Herzegovina, lugar por donde
discurre el río Drina. Ivo cuando pequeño cruzaba para ir a la escuela el
soberbio puente otomano que tardó seis años en ser construido. El puente puso
en contacto a la comunidad (ortodoxa) y la
(musulmana) con los consiguientes problemas. Toda la obra se desarrolla
alrededor del grandioso puente, que tenía nada menos que once ojos.
Desde
el principio me llama la atención una serie de vocablos que son los turquismos
de los cuales no tengo idea y que el autor pone al final del libro en un glosario
para tranquilidad del que lee. Cómo otros autores, acude a los abuelos del
lugar para obtener información. El número de personajes es grande pero lo bueno
es que comienza un capitulo con una historia y acaba con ella, pasando a la
siguiente historia y así va avanzando en la escritura. Escribe sobre la construcción
del impresionante puente; la presencia de las fuerzas vivas de la Kasaba; una
partida de cartas, en la que se respira el humo y donde se llega a apostar la propia vida; el
enamoramiento entre el soldado austriaco y la chica turca; el hotel de Lotika, una
mujer judía de mucho valor, una heroína
de la época. Lamentablemente cuando me di cuenta la lectura se había terminado,
pero se puede leer otra vez.
Con
razón le dieron el premio Nobel, pues escribe sobre aspectos cotidianos pero
engrandece la prosa.
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