Tras la gratificante lectura de Zama he andado tras la busca
de El Silenciero y Los Suicidas, del mismo autor. A falta de ellos di con sus
Cuentos completos.
Como cabe suponer no todos están a la altura literaria de
Zama. Es lo que diferencia una antología de cuentos de los cuentos en su
totalidad. Pero aportan una visión global del proceso literario del autor.
Tras su lectura he intentado imaginar a este hombre sentado
en una silla, los folios sobre la mesa, pensando y pensando en desarrollar la
idea de cada cuento. Imposible. Más bien lo veo girando alrededor de la mesa,
agachado en cada esquina, como un jugador de golf que valora el mejor golpe a
dar con su pluma; pasando por encima y por debajo de la mesa hasta voltearla
para usar cada pata como si fuera un catalejo. Los enfoques, los puntos de
vista, el tránsito de cada cuento me obliga a imaginarlo así, pues son tantas y
tan variadas las formas de acercarse e introducirse en la narración que bien
vale la pena adentrarse en los mundos de Benedetto.
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