De los tres libros leídos de
Witold es Ferdydurke el que por fin más he disfrutado a pesar de lo raro que
es.
El protagonista vive en toda
la novela episodios en los que sí pero no. En los que quiere ser adulto pero
reivindica la juventud como única forma de mantenerse libre y crítico con el
resto de los juicios morales que vienen dados por la sociedad. Duda del arte y
de las opiniones que crean tendencia sobre los autores y no entiende el por qué
hay que plegarse a las corrientes que consagran una obra o la rechazan. Al
igual ocurre con la educación, el amor y el servilismo laboral. Lo curioso es
que ante esas decisiones Ferdydurke hace elecciones rocambolescas tras dudar
enormemente, lo que da un punto cómico a la lectura.
A pesar de este punto su
lectura no siempre es fácil. No ya por el número de palabras inventadas sino
por su traducción en global. El autor, polaco, quedó exiliado en Argentina ante
la invasión Nazi. Esta obra previamente escrita en su idioma natal fue traducida por sus
amigos de letras en reuniones con el escritor en torno a una mesa de bar sin
diccionario polaco – castellano. Adaptaron las intenciones de lo escrito
por Witold con lo aprendido durante veinticinco años de vivencias bonaerenses y
las opiniones de sus compañeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario