Excepto las
antologías los poemarios suelen poseer pocas páginas. Una pena. Pero tienen de
bueno el que invitan a la relectura. Es tras ella que el lector ha de advertir
lo que debe sufrir un poeta para parir unos versos, lo que se ha de estrujar la
cabeza para plasmar con un mínimo de palabras la imagen que tiene en mente.
Pedro Flores
es uno de ellos. Tiene esa facilidad para hacer de lo cotidiano un canto sui
géneris, exclusivo, junto al arte de encontrar expresiones de gran paladar para
los gourmets literarios.
Equilibrio de
fuerzas
Esta va a ser
sin duda una guerra desigual:
A tus cabezas
nucleares enfrento mi mente con sus pájaros.
A tu
artillería pesada, el peso de mis dudas.
A tus aviones
invisibles, mi incipiente miopía.
A tu bayoneta
calada, las injusticias que me calan.
A tu bala
trazadora, el trazo de una risa.
A tu jerarquía
intocable, la charla de compañero.
A tu toque de
diana, la guitarra de un amigo.
A tu tierra de
nadie, un país de todos.
Como ves el
poder de las armas decanta claramente la cuestión a favor de una de las partes,
por eso mejor ríndete a tiempo.