Mi querencia para con las
Cañadas ha hecho que el afán por conocerlas y disfrutarlas no solo me haya
llevado a patearlas bajo el sol sino que también lo he hecho al amparo de las
estrellas. De ahí surgió el ánimo por conocer la bóveda celeste y la
distribución de las constelaciones. A renglón seguido germinó la curiosidad por
conocer la vida de los dioses a través de Robert Graves. De ahí esta lectura. Conocedores
de las aficiones fue regalado por unos amigos al regreso de un viaje por Grecia.
Ha supuesto una inyección de
conocimientos que obligará a su relectura ante el enorme árbol genealógico a
partir de Caos y Gea. También el disfrute de poder leer en un mismo libro las
bases de tantas historias leídas en tantos autores modernos.
Al final va a tener razón
quien opina que después de los griegos todo ha sido un copia y pega.
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