El seudónimo del autor,
Guillón Barrús, resultará conocido por los amantes de la literatura canaria.
Por Luis Rodríguez Figueroa debe sonar el nombre de una calle, tal vez su
placa, cuando en el Puerto de la Cruz se llega a la rotonda del Hotel Meliá y
en lugar de bajar hacia la Calzada Martiánez se coge hacia la urbanización Guarico y Los Cachazos. Por El
Cacique, la novela no ha de ser muy conocida pero sí que su trama ha de ser
intuida por los de más edad. No obstante, todo sigue igual, los cho Sixtos
siguen existiendo así como los Don Oroncios, los Juanillos y las Micaelas, así
como el escaso interés por los autores canarios tanto en la relevancia de sus
actuaciones personales como la obra escrita que nos han dejado.
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