Señas de identidad puede
repeler a primera instancia. No todo lector gusta de unas primeras páginas sin
signos de puntuación. Más tarde pudiera sentirse tentado por dejar su lectura
al encontrar la trama fraccionada, dispersa, junto a algunos párrafos y
diálogos de la misma en francés. Sin embargo, las señas de esos veinticinco
años de paz, gloria y prosperidad conducen al lector de forma magistral por esa
España que vivió entre los cuarenta y los sesenta la salida y regreso a
Francia, las primeras manifestaciones, la policía secreta y la guardia civil,
la llegada del turismo, todo ello desde la doble vertiente de vencedores y
vencidos junto a las nuevas generaciones que nada querían saber de lo
acontecido.
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