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El amigo de Kafka. Manuel Moyano.

El amigo de Kafka da el título a este grupo de cuentos. Misterio, intriga, y sorpresa se unen a lo fantástico para dar forma a curiosas realidades que le pueden pasar a cualquiera que visite la pensión Malabo, que lo anestesien para una operación y no recuerde los improperios dichos durante el trance, que se haga pasar como impostor de Mark Twain o conozca a un jubilado escultor que resulte ser un exnazi escondido en Montevideo.
Por suerte para Moyano y para el lector bueno es que existan amigos como Max Brod quien optó por salvar el legado de Kafka del anonimato.

Los demonios del lugar. Ángel Olgoso

Los demonios de Olgoso habitan lugres insospechados y transportan a los seres humanos (y al lector) a vivencias singulares que van transformándose según avanza la lectura de cada relato. De esta forma lo que empieza por ser una visión de ramas, hojas y nubes a través de una claraboya resulta ser la habitación donde el visionario recibe la primera palada de tierra; la estampa idílica de una playa con sus palmeras y su mar turquesa vista desde un promontorio se convierte, cuando es agitado, en un paisaje encerrado en una de esas semiesferas de plástico donde flota la arena en suspensión hasta su descanso. Ya sea con unos zopilotes, unos palafitos o un gabinete de maravillas las posibilidades de dar rienda a los miedos íntimos, rituales malsanos, seres perversos y atmósferas fantasmagóricas no son incompatibles en este autor con una buena mezcla de prosa y poesía.

La realidad quebradiza. José María Merino.

¿Qué tendrá que ver la portada de un libro con su contenido? se pregunta uno muchas veces cuando lo tiene por primera vez en la mano. Y en muchas otras también lo hace cuando acaba de leerlo. En esta ocasión si no es dibujo del mismo autor ha de serlo de un artista que no solo se ha leído el libro sino que conoce los derroteros por donde viaja la fantasía del escritor. Prueba de ello es ese uso del tiempo, que tan bien maneja Merino, donde lo mágico y lo real se funden en una figura a mitad de camino entre un ser humano y una gárgola. La antología, para quien desee moverse en esa delgada línea de equilibrio, sustentada en la buena base de su prosa, ofrece un amplio número  de relatos que merece la pena, así como la de microcuentos seleccionados en el último capítulo, del que se extrae GENESIS, 3.  
Aquella mañana empezamos a ver las cosas más claras: la complejidad del universo, la evolución de los seres vivos, que sobre un punto de apoyo se podría levantar el planeta, que era la tierra la que giraba alrededor del sol y no al contrario y, sobre todo, intuimos que la existencia es un misterio indescifrable. No habían pasado ni dos horas cuando llegó el guardia con la carta de desahucio: el casero había conseguido echarnos a la calle. Nos vinimos a este lugar tan frío, tuvimos hijos. Del resto saben ustedes más que nosotros. El caso es que aquella mañana, en el desayuno, habíamos compartido una manzana.

Mi familia y otros animales. Gerald Durrell

Gerald Durrell combina en sus libros el retrato de gentes y lugares, la autobiografía y un insuperable sentido del humor. Mi familia y otros animales es sin duda su obra más conocida y celebrada. Primera parte de su divertida trilogía de Corfú.

El lado oscuro. Fran Schatzing

Kuwait, 1991. En plena guerra del Golfo, tres miembros de un grupo especial de la Legión Extranjera, ZERO, encuentran miles de diamantes (por un valor de trece millones de dólares) entre los restos de un convoy. Cuando aparecen aviones irakíes y abren fuego, uno de los legionarios cae gravemente herido. Otro quiere socorrer lo, pero el tercero le ordena subir al coche y se marchan abandonando a su compañero herido. Colonia, 1999. Un turco, Üskar, aparece muerto en su apartamento con señales de haber sido torturado por un profesional. La única pista de que dispone la policía es una foto que encuentran en la vivienda casi vacía de la víctima, en la que Üskar aparece en un desierto acompañado de otros dos hombres.

La mujer loca. Juan José Millás

Una joven que se siente amenazada por la lengua, ya que las palabras se le meten en la cabeza para pedirle favores más o menos extravagantes; una mujer que da cobijo en su casa a esta chica y que siendo víctima de una enfermedad terminal, espera tener una muerte digna; y por último, está el propio Millás, o mejor dicho, Millás y su doble, ya que son dos los que transitan por esta historia, donde tal y como nos contó el tercer Millás, el autor del libro, esta es una novela muy trabajada donde el recurso de utilizarse a sí mismo fue imprescindible para poder sacar este proyecto literario adelante.

Diario de un jubilado. Miguel Delibes.

Cada vez que El Abu y El Ayo se sientan a compartir una Menta-Poleo lo primero que hacen es colocar encima de la mesa sus respectivos móviles. En ellos guardan en formato fotográfico y en video sus más preciados tesoros.
A renglón seguido la conversación discurre entre el número de croquetas que son capaces de comer, la capacidad para discernir quién es la autora del potaje, cómo el otro día le tenían miedo al agua y ahora son capaces de nadar veinticinco metros, la facilidad con que te saltan del español al inglés, o bien, lo sibaritas que se vuelven que son capaces de distinguir entre el Apiretal de marca y el genérico. Llegados a este punto son capaces de escenificar cuándo les duele el oído, la garganta o la tripita, y también a ellos se les nota la misma cara de pucherito falta de unos mimitos.
A ambos, a El Abu y a El Ayo, quise regalarle el mismo día del Menta-Poleo un libro. Llegó primero El Perfeccionista en la cocina que ya entregué a El Ayo quien satisfecho habla del gusto con que comen sus preparaciones culinarias y también de cómo está disfrutando de su lectura. El martes llegó este Jubilado de Delibes, que espero también disfrute El Abu, con sus términos castizos que le traerán recuerdos de su niñez miróbriga. Lleno de anécdotas divertidas y a modo de diario el lector se deja llevar por las peripecias del personaje que sin darse cuenta acaba metido en algo más serio.
Mi condición de jubilado temporal (vacaciones) ha facilitado que en su lectura haya empleado algo más de tiempo que el que tarda El Abu en esbozar una sonrisa de satisfacción cuando, a renglón seguido, queriendo mostrar alguna de sus últimas peripecias, enciende su teléfono móvil y en pantalla aparece su hija con sus dos nietas. Esta misma condición facilita (al menos momentáneamente) por suerte o por desgracia, vaya usted a saber, el permitirme el lujo de hacer propia las frases de El Abu y El Ayo cuando me aconsejan: «Tú no seas bobito, tú no dejes de trabajar, que ya nosotros trabajamos lo nuestro, tú sigue ahí cotizando, que no sabes tú bien lo bueno que es para nosotros que tú cotices».

Lavadora de textos. Ramón Alemán.

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Primero fue el blog y luego el libro. Cansados los textos propuestos por Ramón Alemán de comprobar su descenso pantalla abajo optaron por el motín y decidieron asociarse en papel. Surge así este libro, de igual título que el blog, donde el autor, corrector de textos, recoge las dudas más comunes sobre el uso de la gramática. No solo las lava sino que las centrifuga hasta sacarle el jugo al uso de unas comillas, una “h”, un “guion” sin tilde o con ella.
            Pero mucho antes que el blog y que el libro fue Ramón. Y Ramón se hizo luz a base de consultar a la RAE, a la Fundéu, a Carreter, Sousa, Seco, Moliner y muchos otros. Y con esa luz ilumina los entresijos de la gramática con la que intentamos hacernos entender, lo cual no es nada fácil, sobre todo si quien decida hacerlo no pone tanto cariño y una buena dosis de humor como lo hace él.

Hacerse el muerto. Andrés Neuman.

Es posible que empezara a leer este libro medio muerto. Los relatos de inicio fueron modelando mi cuerpo en el sillón en un escorzo similar al que adopta el sujeto de la portada. Me apeteció coger algunos párrafos a puñado, triturarlos un poco, y lanzarle las frases y las palabras desmigajadas a las palomas que merodean por los escalones. Las recomendaciones ecológicas  sobre este particular y la sutil diferencia entre palomas silvestres y asilvestradas no lo impidieron.
            “Hacerse el muerto” es un conjunto de relatos que llevan el mismo nombre con el que se inicia la lectura. En mi caso seguí en ese estado al pasar por otros dos grupos bajo los títulos de “Una silla para alguien” y “Sinopsis del hogar”. Fui cogiendo algo de tono con “Bésame, Platón” lo cual me hizo erguir la espalda y sospechar de la miradas colombófilas cuando me pedían su ración y no vieron con buenos ojos el que les tirara palabras como “aporías” y “yectos”. Acabé sentado en los escalones con ánimo estudioso al seguir con “Monólogos y monstruos” y “Breve alegato contra el naturalismo”. Con la lectura final de “Apéndice para curiosos” las palomas por mucho que revolotearon, se dieron por vencidas si esperaban alguno de los millos que como perlas suponen los decálogos de Neuman. Nada más empezar a leer en voz alta el que dice: «Mucho más urgente que noquear al lector es despertarlo», comprendieron que una cosa es hacerse el muerto y otra bien distinta estar vivito y coleando.

CIXÍ, LA EMPERATRIZ.Jung Chang.

A los dieciséis años, Cixí  (también se escribe Tzu Hsi)  fue elegida  concubina del emperador. Su astucia le permitió  convertirse, en segunda consorte. Cuando el emperador murió y le sucedió el hijo de ambos, tomó el mando de China.
La emperatriz viuda, una de las grandes mujeres gobernantes de la historia, valiente e inteligente, que con su impulso e incansable iniciativa, transformó un imperio medieval en un Estado moderno; fue capaz de abolir castigos tan horribles como la «muerte por mil cortes», puso fin al tradicional vendado de pies y dio los primeros pasos hacia la liberación de la mujer. La más fundamental de todas sus reformas fue convertir China en una monarquía  constitucional.
Apoyándose en documentos históricos hasta hoy desconocidos, JUNG CHANG,  da cuenta  del astuto y valiente manejo de la política por parte de Cixí;  también  describe sin escatimar detalles un mundo, mezcla de tradición y modernidad, que hoy resulta  inimaginable.
JUNG CHANG repasa la historia del imperio chino a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, desde el emperador Xianfeng, hasta la muerte de la emperatriz Cixi ocurrida en 1908; un período  inestable para China, que vivirá las revueltas campesinas de los Taiping, los enfrentamientos con las potencias extranjeras y la Segunda Guerra del Opio. China  perderá la guerra contra  Japón (1894-1895), sufrirá el movimiento de los bóxers (sociedad secreta cuyo objetivo era expulsar a los extranjeros de China) y padecerá la dolorosa  rendición de una nueva guerra contra las ocho potencias extranjeras (Rusia, Japón, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Austria – Hungría, Estados Unidos e Italia),
Tenía la impresión de que no me agradaría la lectura pero  estaba muy equivocado. El libro lo considero un monumento literario; es extenso(sin que ello sea un demérito), ampliamente documentado y muy didáctico, la prosa es sencilla y amena sin cansarte ni aburrirte en ningún momento  .Me ha gustado que haga referencia a los escritores W.SOMERSET MAUGHAM (escritor británico, nacido en París) y PEARL S.BUCK (escritora americana y Premio Nobel de Literatura), autores por lo demás, viejos conocidos, que volveré a leer (antes de que pierda más la vista) en libros  difundidos por Plaza & Janés, de mi época de las milicias, al módico precio de 50 pts.