Ana María Matute debió empezar a escribir mucho antes de la invención del papel. Por aquella época ya estaría esta mujer dictándose a sí misma lo que luego acabaría impreso. Así, a los veintisiete años se publicó Pequeño Teatro con el que la escritora ganó el Premio Planeta, novela que llevaba escrita diez años.
Pequeño es el teatro de marionetas que regenta Anderea. Al igual que ellas, pero impulsadas por los hilos del destino, se mueven sus habitantes en el pueblo de Oiquixa en torno a Ilé Eloriak, joven, corto de alcance, que es utilizado por el resto de personajes principales como instrumento para alcanzar sus propósitos.
“No deja de causar asombro que una persona tan joven fuera capaz de impregnar de tanta sabiduría a los personajes de este teatro de Oiquixia, porque, si unas veces pone sobre sus hombros el oscuro manto de la tristeza, otras les anima a perseguir la luz, a buscar la escapatoria. Porque de eso se trata: de huir del destino. De soñar con el barco que les sacará del pequeño teatro y les llevará de puerto en puerto a ciudades maravillosas, encantadas, allí donde el mundo se ensancha y donde todo puede suceder” (Soledad Puértolas en el Prólogo).
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