Bernardo Atxaga con “
Siete casas en Francia”, consigue subyugarnos, sobre todo porque nos muestra una tierra baldía, unos personajes casi esperpénticos y una situación histórica que aproxima poderosamente sus aristas a nuestra civilización. Atxaga sitúa los hechos en un entorno determinado, el Congo Belga, el territorio inhóspito pero productivo que perteneció al rey Leopoldo II y donde el oprobio y el afán de riqueza destrozan cualquier resquicio de cordura humana.
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