Dijo Roussel que de Julio Verne no se debía pronunciar su nombre “si no se está de rodillas”. Locus Solus es una finca propiedad de Martial Cantarel, rico excéntrico, por la que su dueño pasea con un grupo de personas enseñándoles todo un conjunto de máquinas que recrean gracias a la acción de actores, figurantes y humanos semiresucitados que hacen de autómatas, episodios que marcaron la existencia de estos últimos en vida. A cada explicación del increíble artilugio (algo espesa en ocasiones) le corresponde la justificación del mismo. Según el propio autor "en una obra nada tiene que ser real, nada salvo combinaciones de objetos totalmente imaginarios". Sin embargo, al igual que ocurre con Verne, muchos de los ingenios y propiedades de determinados materiales figurados por Roussel son hoy realidad lo cual es aún más increíble cuando se tiene en cuenta que el escritor se imponía restricciones formales basadas en juegos de palabras a la hora de escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario