La baronesa Karen
Blixen viaja a África donde su marido ha comprado una gran extensión de terreno
que alberga una granja. Desde que llega se siente profundamente enamorada del
paisaje, su gente y sus tradiciones. Escribe un libro “Memorias de África” con
el seudónimo de Isak Dinesen muy digno de ser leído; a pesar de lo truculento
de la situación se lee sosegadamente, el cual ha sido llevado a la gran
pantalla, siendo premiado en el 86 con siete estatuillas en la noche de los
Oscar La lectura es exquisita y transporta a otros lugares y a otra dimensión
dando la sensación de estar muy lejos en el tiempo. A medida que transcurre
todo se va haciendo más asequible. La descripción pormenorizada que hace del
paisaje es excepcional, Se enamora de los africanos: los nativos kikuyos, los
somalíes y los masáis lo que le hace escribir que “las muchachas somalíes son
jóvenes y cautivadoras, hermosas e inteligentes”. Sintoniza con los africanos
poniéndose en su misma piel.
De origen danés era una mujer excepcional como
la mayoría de las mujeres, siempre peleándose con las autoridades de Nairobi la
capital de Kenia. Fue capaz de llevar su rica vajilla y su cristalería fina
hasta su residencia africana, pues gozaba de la vida y de la amistad con sus
semejantes, por lo que casi siempre tenía amigos invitados en su casa. Se rodeó
de un considerable número de aparceros, que a cambio de la tierra le tenían que
trabajar determinados días del año. Su
gran pasión fue la construcción de una plantación de café con su
correspondiente secadero y todo lo necesario para exportar el café a
Inglaterra. Se siente auténticamente enamorada de la plantación.
A lo largo de su
estancia en el continente se encuentra con
una serie de personas que llaman la atención. Ejerce de enfermera y
encuentra en la pradera al insignificante niño nativo llamado Kamante enfermo y
desnutrido para el que la autora opina
que es “la cosa más digna de piedad que podía imaginarse”. El viejo Knudsen
para el que escribe que: “suficiente cantidad de sufrimiento se concentre en un
solo punto” El gran jefe kikuyo Kinanjui.
Son espectaculares las
fiestas que organiza en la granja coincidiendo con las gnomas (danzas nativas de los masáis y los somalíes)
llegándose a reunir miles de personas. Siempre hay amigos en su casa y llega a
enamorarse del cazador británico Danys Finch el cual al regresar de sus safaris
se quedaba en la granja donde había instalado sus pertenencias y sus libros;
poseía un aeroplano donde llevaba a Karen para disfrutar y sentir el
inimaginable paisaje Africano.
Debido al cambio climático
el negocio del café va transformándose en poco rentable, pues disminuye la
producción y el precio, por lo que tiene que vender la granja. Por si fuera
poco su amigo sufre un accidente con el aeroplano junto con su criado siendo
enterrado en unas colinas desde donde se ve la casa. Por otra parte no sabe qué hacer con su gente por la que
teme por su futuro. Después de mucho esfuerzo y tiempo el gobierno concede una
parte de la reserva forestal a los aparceros pues no querían ser separados con
lo que la escritora regresa a Europa donde muere.