Camino del IEHC para escuchar la conferencia a cargo de JAVIER GLEZ, encuentro
a una persona que me saluda por mi nombre, poniéndonos a conversar, mientras
tanto estoy buscando en la cabeza a ver de qué le conozco, cuando se va a
marchar le digo que se quite las gafas oscuras al verlo bajo un cierto ángulo favorable, lo
reconozco su apellido es Palmero y le di clase de matemáticas en la Sección
Delegada de Los Realejos allá por 1970. Llego a la sede del Instituto y está
Javier al que le cuento el episodio contestando que es normal, pues es difícil
situar a una persona en periodo de crecimiento. Javier va a la parte médica,
pero le había visto hace poco tiempo,
estaba tan cambiado como si no le hubiese visto desde aquellos años. Pero ¡sí
es Palmero!
En la conferencia, presenta el
amigo Juan Moreno comparando a Javier con los gusanos de seda en cuanto a
laboriosidad y curiosidad pues el conferenciante devora los libros, los
relaciona e incluso puede dar la fecha
en que los ha leído.
Comienza recordando el origen de
cómo surgió la charla aunque a estas alturas se ha convertido en una
maravillosa y amena conferencia sobre el “Paralelismo entre da Vinci y
Betancourt”. Emplea una voz potente clara y segura, pudiéndole asegurar que no
es fruto de la excelente calidad del sistema electrónico sino de las asombrosas
cualidades comunicativas del conferenciante. Registro hasta el calificativo de “polímata” para
referirse a Leonardo. El sistema que sigue es poner y comentar diapositivas,
sin una pequeña vacilación, sobre un fondo donde se encuentra una maqueta de la
máquina de Leonardo y los libros “NOTAS DE COCINA DE LEONARDO DA VINCI” y
“BETANCOURT Los inicios de la ingeniería moderna en Europa” ello fue una triquiñuela
para atraer a los asistentes.
Se va olvidando de da Vinci y se
centra más en D. Agustín de Betancourt con su rica y difícil vida por esos
lugares perdidos y distantes donde tanto bien hizo. Destacan los trabajos en
las minas de Almadén, en Ciudad Real y
el andamiaje para su construcción de la Catedral de San Isaac, en San
Petersburgo; recuerda reconocimientos y homenajes e incluso un sello, poniendo
broche final refiriéndose al busto que se encuentra en la plaza de la Iglesia
de la Peña de Francia con su imponente pedestal de roca volcánica que tiene
cincelado un bosquejo de una máquina de vapor diseñada por Betancourt.
Me ha gustado mucho esta presentación que haces del libro.
ResponderEliminar