La trama viaja en landó a ritmo victoriano entre las rectorías de un
condado inglés imaginario llamado Barchester. Las luchas por ocupar los
deanatos, prioratos y obispados se entrelazan con las tensiones amorosas que
pretenden abrir una brecha en la moral decimonónica de la época. En sus
primeras páginas las vías que comunican el artesonado religioso y sus
capellanes, prebendados y archidiáconos hacen la lectura un poco tortuosa pero
pronto el trote se acelera y se vuelve entretenida, sobre todo con la capacidad
de descripción de los caracteres psicológicos, por parte de Trollope, de los
distintos personajes en la búsqueda de mejores rentas tanto económico -
religiosas como matrimoniales.
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