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Ajuar funerario. Fernando Iwasaky

La portada es clara. En torno a la muerte, los miedos que genera, los que nos han generado, los antes y después de esas ánimas que vagan en cuartos cerrados, vasijas y cementerios, Iwasky adorna sus microrrelatos colocando una condecoración de Poe, el anillo de James o la leontina de Lovercraft dándoles un toque personal propio de quien vivió aquellos entierros de antaño, con su caldo y plañideras. En unos casos sorprenden sus finales, en otros la habilidad para construirlos, en unos queda flotando el miedo si se releen mentalmente y en otros provocan una risa burlona que nos hace mirar de reojo.

1 comentario:

  1. Desde el Paleolítico, Neolítico y el Antiguo Egipto se han encontrado ajuares funerarios, que no tienen nada que ver con el Ajuar funerario que nos ocupa; una serie de microrrelatos, basados en antiguos recuerdos entre los que destacan (según mi opinión): No hay que hablar con extraños, el cuarto oscuro y familia numerosa. No veo que la trama tenga nada que ver con el terror, más bien con el humor, ahora sí, emplea un lenguaje poco elegante; Todos los que opinan sobre Fernando Iwasaki lo ponen en la nube y no sé a que es debido, posiblemente porque nació en (Lima, 1961); vuelvo a oír hablar de realismo mágico y pedagogía teratológica.
    Un periodista le pregunta al autor si las breves historias de ajuar funerario son píldoras contra el miedo y le contesta que son supositorios de terror (sin comentario).

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