Solo, con tus guantes puestos, papel y bolígrafo. Imagina que
te llamas Boxeo. Que te encuentras en el centro del ring y que quieres escribir
un canto a este deporte con la intención de hacer sentir qué significa besar la
lona, enfrentarte al fracaso, saber que el combate está amañado, escupir
sangre, tener un ojo morado, que la querida del manager te sonría, tirar la
toalla. Imagina que te fajas con vocablos arrinconándolos contra las cuerdas, que eres capaz de noquear
palabras y conseguir golpear frases hasta hacerte, antes de que finalice la
cuenta atrás, con un poemario que una guapa anuncia con su cartel bien en alto
donde se puede leer: “El último gancho de Kid Fracaso”. Si has podido imaginar
esto, quítate los guantes y coge el libro pues ya estás en condiciones de
saltar al cuadrilátero y disfrutar con cada asalto que supone cualquiera de los
poemas escritos por Pedro Flores. Será un combate corto, como corresponde a los
que se mantienen con los buenos poetas, pero será uno de esos que marcan época,
de los que dejan huella.
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