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Tenemos que hablar de Kevin




Esto es todo lo que sé: que el 11 de abril de 1983 di a luz a un hijo, y no sentí nada. Mientras aquel niño rechazaba mi pecho, por el cual sentía una total repugnancia, yo también empecé a rechazarlo. 
Lo cierto es que Kevin, desde que nació, vivió amargado porque no sabía por qué había llegado a este mundo ni qué tenía que hacer con él.

Para profesores y padres, una lectura inquietante, llena de pequeños detalles sobre la vida familiar y educativa que suponen todo un tratado de psicología, de los detalles insignificantes del día a día, exento de cualquier pedantería académica. Un buen enfoque novelado que ofrece el punto de vista de una madre (porque las madres, al final, no sé cómo se las arreglan, parece que siempre acaban teniendo la culpa de todo) sobre cómo se crea un adolescente capaz de llevar a cabo una matanza en un instituto. Una buena oportunidad veraniega para que, bien en la playa, en el monte o en casa, acabemos hablando de Kevin.

2 comentarios:

  1. Pues no seré yo quien lo lea en verano, aunque lo recomiendes para la playa o el monte....jeje, estoy bromeando. En verano,me da que a los que somos docentes no nos da por hablar de "kévines" que lo que queremos, más bien es olvidarnos de ellos.

    Ahora en serio: muy buena pinta tiene, yo había pensado leer "Dr. Alzheimer, supongo" de Douwe Draaisma, que me llama la atención. Por cierto, ¿has leído "El asesino hipocondríaco" ? Es estupendo y hace muchas referencias médicas.

    Saludos
    Merce

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  2. Gracias por las recomendaciones Merce. Por lo general, al igual que los docentes quieren olvidarse de los "Kevin" nosotros queremos aislarnos de los Alzheimer e hipocondriacos. Ello no me ha impedido leer unos cuantos de Robin Kook y en la línea de tu propuesta he leído El hombre que confundió a su mujer con un sobrero, de Oliver Sacks. No obstante El Asesino Hipocondriaco lo incluiré entre los "futuribles" por su conexión entre sus propias penalidades y los grandes males físicos, psicológicos e imaginarios, que torturaron a Poe, Proust, Voltaire, Tolstói, Molière, Kant y al resto de los hipocondríacos ilustres de la historia de la literatura y el pensamiento.

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