Cuando coincide que un
padre acompaña a su hijo a todos los entrenamientos, a todos los partidos, que
a su vez es aficionado al fútbol y escritor surge un libro como este en el que
se mezcla lo balompédico con lo literario y donde caben textos dedicados al
césped, el balón, las camisetas, los vestuarios, los padres energúmenos, los
viajes, el bocadillo de tortilla, y un extenso etcétera aliñados con lo que el
propio autor confiesa que le gusta: disgregar; lo que añade un plus a su
lectura pero que en ocasiones la desvirtúa y alarga innecesariamente.
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Nunca fuimos más felices. Carlos Marzal.
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