Vivir en el siglo XIX no
fue nada fácil. Curioso es que hoy en día todavía sigamos con pautas heredadas
aunque quizás más sutiles. La protagonista vive en una granja con cuatro
hermanas. Su vida se desarrolla con la luz, de sol a sol. Cuidan del ganado, de
las gallinas y trabajan la tierra con su padre mientras su madre se encarga de
los quesos al tiempo que un abuelo paralítico solo es comprendido por la nieta
menor. Una nieta que piensa y habla, y que habla lo que piensa. A falta de más
varones en la casa el padre llega a un acuerdo con el vicario y pone a su cargo
a su hija menor para que ayude a su mujer enferma. El resto merece la pena ser
leído.
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Del color de la leche. Nell Leyshon.
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