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ORIGEN.Dan Brown

 
Robert Langdon profesor de Harvard, acude al Museo Guggenheim donde darán a conocer una noticia que cambiará la ciencia para siempre. El maestro de ceremonias es Edmond Kirsch, un brillante exalumno de Langdon. Nada más empezar la presentación se ve interrumpida violentamente con lo que la noticia pudiera perderse, razón por la cual el profesor y la directora del museo deben de viajar a Barcelona para recuperar la contraseña que le dará acceso al gran secreto.
El libro forma parte de una saga cuyo protagonista es el profesor. Aunque es complicado, en mi opinión  está bien, sin que ello sea motivo para rasgarse las vestiduras; ha vendido en el mundo la inimaginable cantidad de 200 millones de ejemplares, pues lo que escribe se transforma en éxito a nivel mundial, la obra ha sido traducida a 56 idiomas (incluyendo el catalán) para que no protesten. Al final reconoce y agradece a todos los que le han ayudado, los traductores, las editoriales que le han catapultado a los primeros puestos de venta; durante cuatro años, un ejército de científicos, historiadores, conservadores de museos, religiosos y organizaciones le ofrecieron ayuda mientras investigaba para la novela.
Es el primer libro que leo del autor, donde al principio el número de personajes es considerable, lo cual hace que se pierda uno en la lectura. La escritura es fruto de la imaginación del autor, aunque está ambientada en lugares muy reales, menciona y se recrea en la Casa Milá conocida como la Pedrera o la impresionante Sagrada Familia ambas obras de Antonio Gaudí. También se detiene en el cuadro de Paul Gauguin: “¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿A dónde vamos?” preguntas directamente relacionadas con la razón de ser del libro.
Utiliza el concepto termodinámico de entropía para dar explicación de una serie de sucesos y responder a los interrogantes; terminando el libro, con el Obispo Valdespino, el Rey y el Príncipe Julián nada menos que en el actualmente polémico Valle de los Caídos con el Rey diciéndole a su hijo que le dirán que “destruya el monumento” lo que le hace recordar el pensamiento de Jorge Santayana: <<Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo>>

El último día de Terranova. Manuel Rivas.



Terranova es una librería. Vive sus últimos días. Liquidación final. Pero no solo se liquidan sus existencias sino las experiencias vividas. Con más de sesenta años a su espalda ha sido el faro cultural en una España gallega que la hizo reinventarse cada día. Ahora es la especulación inmobiliaria, más atrás la censura. Por Terranova pasó el conocimiento prohibido que llegaba desde Portugal, Europa y las Américas. También pasaron refugiados políticos y gentes afines al régimen con el corazón dividido. Leer o denunciar.
Una trama curiosa cuyo inicio puede no ser muy atractivo para el lector secuencial que guste de capítulos concatenados. Terranova obliga a un ejercicio de memoria que, allá, por la página cincuenta comienza a enlazar las tramas de los distintos personajes.

El capitán de los dormidos. Mayra Montero.



La isla de Vieques se encuentra al sureste de Isla Grande. La capital de Isla Grande es San Juan. Estamos en Puerto Rico, alrededor de los años cincuenta del pasado siglo. Entre las dos islas y otras del mar Caribe opera con su Cessna el Capitán. Transporta mercancías de un aeródromo a otro. También a los fallecidos, envueltos en sábanas, quienes reciben el nombre de "dormidos".
El Capitán, si ha de pernoctar en Vieques lo hace en el hotel de los padres de Andrés. Cuando este tiene diez años, un episodio ocurrido en torno a la muerte de su madre invita a seguir la trama de forma vertiginosa hasta saber el motivo que justifica el odio hacia el piloto por parte del chico al encontrarse ambos sesenta años después 
En medio, un episodio poco conocido como es la invasión norteamericana para sofocar un intento de independencia, un triángulo amoroso y el traslado en la avioneta Cessna de útiles para la revolución y de vez en cuando de los muertos.
De todo ello lo poco conocido es la tentativa posterior de atentado al presidente Truman. Lo ignorado es el uso de la isla, dividida en tres zonas, como campo de maniobras hasta el 2003. Lo curioso y turístico, la bioluminiscencia nocturna en playas de la isla como La Barracuda y Los Mosquitos provocada por la dinoflagellata.

El comensal. Gabriela Ybarra.


La fusión de ambos eventos en la memoria de Gabriela Ybarra facilita libretas de anotaciones. Resultado de ellas es: «El comensal». Seis años antes de que la autora naciera, su abuelo es secuestrado por ETA; corría junio del año 1977 cuando Javier Ybarra fue asesinado y abandonado en el monte. Hace nueve años muere su madre tras sufrir un cáncer de colon.
A lo largo de sus páginas se encadena la toma de conciencia del proceso vivido por su familia, del que ella fue aislada, con el de su madre, del que se ocupa en primera persona.
Escribe: «Miro fotos de etarras e investigo sus vidas. Me cuesta aceptarles, porque asumir su humanidad significa reconocer que yo también podría llegar a hacer algo así. Mi conciencia estaba más tranquila cuando imaginaba que eran locos o que no eran personas. Marcianos. Ficción».

Es esta una apreciación que compartimos muchos desde la tranquilidad que daba estar a miles de kilómetros de distancia de los hechos.

Peste & Cólera. Patrick Deville.


Las biografías noveladas son una buena forma de acercarse a la historia de forma amena e instructiva.
En este caso no solo a la historia de la medicina y al descubrimiento del patógeno causal de la Peste sino a la curiosa vida de quien por primera vez lo identificó al microscopio. Este hallazgo le valió el que el bacilo sea conocido como Yersinia pestis en honor al suizo Alexandre Yersin.

Yersin, hijo putativo de Pasteur, tuvo una vida más allá de las preparaciones fijadas en los portaobjetos. En Indochina se hizo un aventurero de la bacteriología, un explorador y un cartógrafo. Recorrió durante años el país de los mois, antes de llegar al de los sedangs. Se dedicó a la horticultura, la cría de ganado, la mecánica y la física, la electricidad y la astronomía, la aviación y la fotografía. Sobre todo se convirtió en el rey del caucho y de la quinina.

NOMENCLATURA ABISAL. Guillermo Gómez Rodríguez

   
El libro lo tenía el amigo Javier en un mueble de la consulta del Pabellón y me llamó la atención el autor, nacido en 1974, al que le había dado clase de la asignatura de física y química en el Instituto Agustín de Betancourt, lo que hizo que surgiera mi curiosidad por la lectura.
Me gustaría saber si los términos de <<nomenclatura>> para la portada, y <<cuánticamente>>, a los que recurre en  uno de los relatos hiperbreves, son semillas postreras de aquellos años de bachillerato. Habrá que preguntar. En La Sobremesa me encuentro enfrascado en que Ulises prefiere los electrones en lugar de los neutrones, mientras que Jimena se decanta por los protones. Algo que no sé por qué raro mecanismo me sube la moral.
Algunos relatos me producen una sensación de asombro y perplejidad teniendo que parar y volver a leer para comprobar que lo leído en un primer intento es cierto.
En las identidades, me llega al corazón cuando habla de que sus apellidos se encuentran ambos terminados en zeta y para concluir plantea una serie de problemas de muy difícil  solución, algo realmente irresoluble.