A camino entre un planto y
una endecha, Ordesa viene a ser la versión moderna de una elegía al
fallecimiento de un ser querido como en su día lo fuera Coplas a la muerte de
su padre, don Santiago Rodrigo, escritas por Jorge Manrique.
Por extensión lo son a su
madre, a sus tíos, a personajes de Sabiñánigo y al propio “monte perdido” por
el que discurre el autor en busca de recuerdos que den sentido a aquella
existencia entre dos seres tan próximos pero a su vez tan desconocidos como su
padre y su madre. De paso es un repaso por la España de los sesenta, de los
setenta y de los ochenta que salta a la actualidad para valorar cómo se vive siendo
padre divorciado el desconocimiento de sus dos hijos.
Todo ello salpicado con frases
propias de poeta que sentencian en unas pocas palabras afectos y desazones para
quienes marcaron en su infancia el proyecto vital de su actual realidad.
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